Asistentes a Sonorama gastan 80 euros en comer y beber fuera

I.M.L. / Aranda
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Una cifra similar se lleva el alojamiento, mientras que el coste del transporte y otras compras suben a 90 euros por persona

Para aprovechar los conciertos matutinos, muchos festivaleros comen de bocata o táper en la calle. - Foto: Alberto Rodrigo

Los gastos de los festivaleros durante los cinco días que duró Sonorama Ribera en 2023 rondaron los 250 euros de media. Esta cuenta contempla que en lo que más gastaron los asistentes a este evento fue en bares y restaurantes fuera del recinto del Picón, con una media de 80 euros, misma cantidad que tuvieron que desembolsar de media para el pago del alojamiento durante su estancia en Aranda.

Estas cifras forman parte del informe realizado por el Observatorio de Turismo de la Universidad de Burgos sobre el impacto económico que la edición de 2023 de Sonorama Ribera dejó en Aranda de Duero y su comarca. El primer análisis basado en datos y metodología científica que se realiza sobre esta cita anual con la música, el vino y la gastronomía.    

Aquellos festivaleros que llegan de fuera de la capital ribereña para disfrutar de esta fiesta de la música también incluyen en su presupuesto para esos días una cantidad para otros gastos. El año pasado, de media, pagaron 47 euros por transporte y 44 por compras en otros establecimientos fuera del recinto de Sonorama Ribera. Unas cifras que este estudio de la UBU extrapola a unos 29.750 asistentes que llegaron de fuera de Aranda, el 85% del total de los 35.000 sonorámicos contabilizados el año pasado. 

Para obtener estos resultados, los encargados de llevar a cabo este informe del impacto económico del festival arandino realizaron una encuesta entre el 15 y el 31 de agosto, es decir, las dos semanas posteriores al evento, a través de un cuestionario on line, en la que participaron 6.422 personas. Las preguntas incluían, junto a estos gastos, una valoración de la experiencia, la percepción sobre los precios de los bonos y consumiciones en barras y zona de restauración dentro del recinto, además de cuestiones como edad, procedencia o dónde se alojaban los encuestados.

Estos son los considerados gastos indirectos que genera la celebración de Sonorama Ribera en la zona, que ascienden a 7,3 millones de euros. Para completar el impacto económico, los encargados del estudio suman los gastos directos, que son los que realiza la propia organización del festival para ponerlo en marcha, y lo que técnicamente se conoce como efecto inducido, que es el impacto de los dos conceptos anteriores. Con todos ellos, el informe cuantifica el impacto económico del festival en su última edición en 20,4 millones de euros. Una cifra que este estudio califica de «impresionante» y en la que se apoya para afirmar que «contribuye, y de manera significativa, a la creación de empleo y a la proyección nacional de la comarca ribereña», recalcando que «la sinergia entre la diversidad musical, el flujo turístico y la plataforma para artistas emergentes posiciona a Aranda de Duero en el mapa nacional de festivales, convirtiéndola en un referente cultural».

Efecto en la economía. A la hora de cuantificar los impactos inducidos en la economía local provocados por Sonorama Ribera el año pasado, se fijan en distintos sectores entre los que se reparten los casi ocho millones que contempla este apartado. El concepto que más gasto supone es el del transporte, con 1,7 millones, seguido muy de cerca por el suministro de electricidad, gas y aire acondicionado, por valor de 1,6 millones, y los servicios de comidas y bebidas, que roza el 1,5 millón de euros. 

Gastos millonarios también son los vinculados con compras al por menor, con algo más de 1,1 millón de euros, y los alojamientos, que supera el millón de euros. Completan estos efectos en la economía local los gastos en actividades artísticas, por casi 600.000 euros, y los relacionados con el empleo, que se cuantifican en 225.000 euros.

Estas cifras son una estimación aproximada, ya que se basan en unos índices fijados por la Junta de Castilla y León en 2016, los últimos disponibles para la realización del estudio, dado que no hay una herramienta similar en el ámbito de la comarca ribereña. 

En las conclusiones del informe se destaca que «este evento no solo deja una huella económica, sino que también fortalece la identidad local y proyecta la región como un destino cultural y turístico de primer orden».  Una huella que los autores de este trabajo aseguran que «beneficia a diversos grupos de interés, desde el sector turístico hasta la escena cultural».