En la montaña, bajo el mar o en el andamio, la línea de vida es aquella que brinda seguridad a quien la usa y le garantiza la continuidad de su existencia.En la arquitectura, también existen esas líneas de vida, que además conectan el mundo interior de los usuarios de los espacios, ya sean personales, profesionales y comunitarios, con el exterior y evolucionan a veces al mismo ritmo, y otras más rápido o más despacio, según el ingenio y la vanguardia de sus diseñadores.
Los candidatos a la duodécima edición de los Premios de Arquitectura de la demarcación burgalesa del Colegio de Castilla y León representan ese latido de la provincia en los últimos años, la evolución del pensamiento y los modos de vida en los salones de la gente, en las calles, en las escuelas, en las fábricas y también de muerte, en los tanatorios.
En sus inicios, los galardones establecían categorías para diferenciar los grandes edificios de las reformas de viviendas o locales.Sin embargo, se decidió eliminar esa compartimentación para evitar que el jurado se sintiese obligado a premiar trabajos en las secciones con menos candidatos y dejar otros sin mención en aquellas más concurridas.
Hasta 6 de los 20 aspirantes de esta edición, para proyectos firmados entre 2013 y 2015, podrán obtener galardón, aunque tampoco resulta obligatorio concederlos todos.En la anterior se entregaron 4, recuerda Máximo Bulnes, secretario técnico del Colegio de Arquitectos de Burgos. No existe dotación económica alguna, solo el prestigio que confiere el premio y la muestra del trabajo en una exposición colectiva.
El jurado, que se reunirá el martes 5 de abril, está compuesto por Carlos Miranda, presidente del Colegio y también del tribunal; Carlos Martínez, arquitecto burgalés elegido por sorteo entre los colegiados premiados en otras ediciones y que no han presentado trabajo en esta convocatoria;Darío Álvarez, director de la Escuela de Arquitectura de Valladolid; Roberto Valle, arquitecto; y Arturo González, secretario de la Junta Directiva y del jurado.
La mayoría de los proyectos se han desarrollado en Burgos ciudad (16), aunque hay una pequeña representación de Miranda de Ebro(el acondicionamiento de una clínica dental), Tubilla del Agua (un mirador sobre la cascada del ríoHornillo), Caleruega (dos casas siamesas), y La Pedraja (fosas y panteón en el cementerio de Villafranca Montes de Oca).
Las viviendas de nueva construcción o reformadas son mayoría (7), aunque solo hay un bloque, en la zona de la vieja estación, y priman las rehabilitaciones en el casco viejo de la capital, con apuestas por un color predominante -azul o verde- o mezclas de blanco y madera, pero con la amplitud de espacios y mucha luz como denominadores comunes.
Entre los proyectos urbanísticos de entidades y firmas públicas o privadas se encuentran la cubierta del Monasterio de SanJuan, el nuevo colegio del Niño Jesús enParralillos y la ampliación del tanatorio de la Funeraria San José con una sala multiconfesional y columbario.
La arquitectura industrial tiene dos representantes, uno en el desierto de Villalonquéjar IV, donde se levanta la moderna fábrica de sistemas de extinción de incendios de Siex, y otro en la arteria más poblada de ese mismo polígono, la calle López Bravo, donde la factoría de Benteler acaba de ampliar sus oficinas levantando una planta más.
Como rara avis, por únicas en su especie, están las candidaturas de una colección de piezas de mobiliario urbano -denominada Gamonínidos- la reforma de un local para motor-café; la de la iglesia de San Antonio Abad, en el barrio de las Huelgas; y la de dos portales consecutivos y casi idénticos en la calle SanPedro Cardeña.