La falta de uso hace que los locales se deterioren por el paso del tiempo, pero también los convierte en objetivo fácil de actos de vandalismo. Es lo que ha ocurrido con el bar de Fuentes Blancas, propiedad del Ayuntamiento y situado frente a los toboganes, que lleva cerrado desde 2017. Los vándalos han accedido a su interior tras romper la puerta de entrada y una de las ventanas y han causado numerosos desperfectos.
A pesar de ello, la verja de la entrada permanece abierta, de modo que cualquier persona puede acceder a su interior, donde todavía pueden verse en la barra abundante material de hostelería (tazas, vasos, servilleteros, bandejas...). La máquina de tabaco ha sido movida de su emplazamiento habitual e incluso abierta.
También permanecen en el lugar las mesas y sillas que dejó allí su último inquilino algunas de pie, otras tiradas en diferentes estancias y otras apiladas junto a las escaleras que dan acceso a la planta superior. Los vándalos también han arrancado los focos situados sobre la barra, así como los de la zona de comedor. Algunos se los han llevado como botín y otros los han roto y tirado al suelo.
Han arrancado los focos del techo y abierto la máquina de tabaco. - Foto: Alberto RodrigoA los desperfectos causados, se suma la suciedad que se acumula en el interior, así como los cascotes que se han caído del techo y que permanecen repartidos por diferentes estancias. La humedad como consecuencia del mal estado del tejado también ha dejado su huella en las paredes. De este modo, el local que antaño fue uno de los más frecuentados por los andarines o familias que acudían con sus hijos a disfrutar de los toboganes y el parque infantil situado a pocos metros está sumido en el más absoluto abandono. Su terraza siempre estaba concurrida, especialmente los fines de semana y los meses de verano. Ahora el entorno está desangelado y solo el puesto de helados que acaba de abrir para la temporada estival obliga a hacer parada.
El último hostelero cerró la puerta en 2017 y no fue hasta abril de 2022 cuando el anterior equipo de Gobierno (PSOE y Cs) sacó la gestión del local a licitación por un importe mínimo de 200 euros al mes y un periodo de 20 años, dado que se incluía la necesidad de llevar a cabo reparaciones en el inmueble. Se presentó un único interesado que ofertó 400 euros al mes, pero finalmente desistió.
Con el cambio de Gobierno en el Ayuntamiento (PP y Vox) se cambió el planteamiento y se decidió que primero se iba a realizar una rehabilitación integral del edificio y luego sacar la licitación de la explotación. Sin embargo, todavía no se ha dado ningún paso en este sentido. A pesar de contar con partida presupuestaria no se ha convocado el concurso para redactar el proyecto. Luego, se tendrán que sacar las obras a concurso y la administración tiene sus plazos, de modo que todavía queda mucho tiempo para que este local de hostelería vuelva a abrir sus puertas.
El inmueble tiene un total de 876 metros cuadrados, pero es necesario mejorar el estado de la cubierta que está muy deteriorada, sanear el sótano que está lleno de humedades y cambiar los cerramientos, así como hacerlo accesible.