José Luis Azpitarte, administrador de la empresa burgalesa Aguas de Sanagonte, recibe otro varapalo en su proyecto de construcción de una planta embotelladora en Rublacedo de Arriba, próxima a la carretera BU-V-5021 y a menos de un kilómetro del pueblo. Un viaducto de 560 metros proyectado a escasos 260 metros de distancia del manantial Zorita 2 y la instalación de varios aerogeneradores dentro del perímetro de protección comprometen la puesta en marcha de la planta y de un complejo termal planificado por otra empresa, aprovechando la buena calidad del agua.
Hace unos meses, el empresario recibió una notificación de Adif en la que avisaba de su «propuesta de expropiación de los terrenos privados» al considerar «incompatible la construcción y la explotación de la Línea de Alta Velocidad Burgos-Vitoria con el envasado de agua mineral natural del manantial Zorita 2, cuyo concesionario es la Sociedad Aguas de Saganonte». La documentación aportada, redactada por la Universidad de Oviedo, recoge que el «manantial se localiza a unos 260 metros del viaducto y su cimentación afectará a los sedimentos cuaternarios, modificando el flujo subterráneo en esta zona, el cual podría aportar agua de composición distinta a la del manantial, invalidando su calificación como agua mineral natural al producirse una mezcla con agua de características físico-químicas diferentes».
A la vista de los «riesgos detectados -la mezcla de agua y contaminación bacteriana ligados a la construcción del viaducto del río Zorita- a los que se añadiría el riesgo de algún vertido accidental contaminante durante la vida de la infraestructura ferroviara, recomendamos que se expropie este derecho minero, compensando con el correspondiente justiprecio al concesionario», confirman en el estudio hidrogeológico. Azpitarte asegura a este periódico que «nadie» le ha comunicado nada respecto al precio y que continuará «luchando por conservar» lo que es suyo.
Por otro lado, el parque Satarrubla, del grupo industrial Satalasato y proyectado por Aloreña Winds, ha solicitado permiso para «colocar tres aerogeneradores y dos torres de medición dentro del perímetro de protección del manantial», comenta el administrador de Aguas de Sanagonte. «He presentado alegaciones porque aunque la cimentación no me importa mucho, en cada molino habrá unos 7.000 litros de aceite y si surge una avería la contaminación del terreno será enorme», añade.
30 años de espera. En 2022, la compañía burgalesa adquirió los terrenos de 25.285 metros cuadrados por 55.222 euros pertenecientes a la junta vecinal de Rublacedo de Arriba mediante una expropiación forzosa gestionada por la Consejería de Economía y Hacienda, donde el empresario planeó construir la planta embotelladora de agua mineral natural. En el mismo espacio la empresa extranjera contempla ubicar un complejo termal. Los primeros trámites para explotar el manantial se remontan a 1994, y en 2008 el promotor consiguió el informe favorable al proyecto de aprovechamiento y también al perímetro de protección fijado por el Instituto Geológico y Minero de España. Tres años después, la Dirección General de Energía y Minas confirmó la autorización del proyecto, un hecho que no gustó en el pueblo.
Los vecinos de la localidad contaron con el apoyo de otros de la zona y fundaron la plataforma Salvemos Rublacedo. Sus miembros se opusieron a la constucción durante un tiempo sin éxito porque finalmente el empresario consiguió los terrenos. Otras agrupaciones como la Asociación de Pueblos Olvidados de Burgos, Los Verdes-Grupo Verde de Burgos y algunos propietarios de las fincas expropiadas también presentaron alegaciones contrarias al proyecto planteado.