Cuenta atrás para la gran batalla

Agencias
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A menos de un mes para las elecciones, Harris y Trump aumentan su presencia en los estados clave, conscientes de que los votos en 20 condados pueden tener la llave hacia la Casa Blanca

Cuenta atrás para la gran batalla

Comienza la cuenta atrás. A menos de un mes para las elecciones en Estados Unidos, que tendrán lugar el 5 de noviembre, las espadas están en todo lo alto. La gran batalla que protagonizarán la candidata demócrata, Kamala Harris, y el exdirigente de la superpotencia y aspirante republicano, Donald Trump, se antoja muy apretada. Y es que, pese a que las encuestas aúpan ligeramente a la vicepresidenta sobre el magnate, el último órdago parece que estará definido por la inclinación de los estados clave hacia un bando u otro.

Precisamente ha sido en estos territorios donde ambos contrincantes han focalizado sus esfuerzos durante las últimas semanas y donde seguirán haciéndolo hasta que alrededor de 244 millones de personas acudan a las urnas. 

En este sentido, tras acudir el pasado 4 de octubre a Georgia, el día siguiente Trump visitó Pensilvania, estado en el que el pasado 13 de julio fue herido en el municipio de Butler en la oreja por un disparo en su primer intento de atentado. Allí, el expresidente aseguró que «su victoria está más cerca que nunca» y sugirió que sus rivales políticos «tal vez incluso trataron de matarle». El magnate también se rasgó las vestiduras a la hora de criticar la gestión del Gobierno respecto al huracán Helene, afirmando que no está ayudando a los afectados porque «se ha gastado sus fondos en ayudar a los migrantes que llegan a EEUU».

Por su parte, Harris, que irrumpió por sorpresa en la campaña el 21 de julio tras la retirada del aún mandatario Joe Biden, visitó la semana pasada Míchigan y Carolina del Norte para recibir información de las tareas de recuperación del ciclón, el más mortífero desde el Katrina de 2005, con más de 200 fallecidos en el país. «Creo que estos momentos de crisis sacan a relucir lo mejor de quiénes podríamos ser y quiénes somos», aseguró la número dos del país, defendiendo así la labor del Ejecutivo.

Estos cuatro estados mencionados, junto con Arizona, Nevada y Wisconsin, son los territorios clave o bisagra por lo ajustados que presumiblemente estarán sus resultados, ya que su población no es de un marcado signo político como sucede en otras áreas como California (demócrata desde los 90) o Texas (republicano desde los 80).

El presidente del Comité Nacional Demócrata, Jaime Harrison, afirmó que el partido ha estado «en el terreno desde los primeros días de esta campaña», hablando «con todos los votantes en todos los distritos electorales en disputa». La formación cuenta «con 312 oficinas en los estados por decidir y se ha aumentado la inversión anual en los partidos estatales en un 25 por ciento», manifestó.

Y es que de los 3.100 condados existentes en Estados Unidos, aproximadamente 15 o 20 son los más importantes para el resultado de las presidenciales. Por eso, en campaña el foco se sitúa en nombres como Northampton o Erie, en Pensilvania, Maricopa en Arizona o Gwinnett y Fulton en Georgia. «Estas son elecciones de condado por condado, para llegar a los 270 votos electorales», apuntó.

Y es que en el país norteamericano los ciudadanos no eligen a su líder de forma directa, sino a través de los 538 miembros del Colegio Electoral. Estos integrantes están repartidos proporcionalmente en función de la población entre los 50 estados. El candidato más votado se lleva todos los electores, con la excepción de Maine y Nebraska. Para ser presidente uno de los aspirantes debe conseguir 270 electores.

¿Qué pasa si hay empate?

Ante la incógnita sobre quién será el ganador final, no es descabellado descartar posibilidades remotas. Una de ellas es que haya un empate de votos entre los dos candidatos.

La gran mayoría de territorios entregan todos sus apoyos al aspirante que gane los comicios en ellos. Pero el problema radica en que al ser 538 los electores -un número par-, existe la probabilidad de que ambos aspirantes logren 269 votos cada uno.

La resolución a esta tesitura se encuentra en la Constitución y determina que el árbitro que debería desempatar entre Harris y Trump es la nueva Cámara de Representantes, que tendría que reunirse en una sesión especial a partir del 6 de enero para elegir al mandatario.

En ese caso, cada delegación estatal tendría un voto, por lo tanto el peso de California (54 electores) y el de Wyoming (3) sería el mismo pese a la diferencia de tamaño. Como hay 50 estados, el candidato que lograra 26 apoyos o más sería el nuevo presidente de la primera potencia mundial.