Las unidades de almacenamiento vertical fueron, antaño, imprescindibles para la subsistencia de los agricultores burgaleses. La Red Nacional de Silos, que se empezó a gestar a mediados del siglo pasado, permitió la compra de las cosechas, asegurar una reserva que garantizase el consumo o servir de epicentro a la logística del cereal.
A día de hoy estas moles de hormigón tienen una relevancia mucho menor. Sus enormes dimensiones, la precaria conservación, su alto coste o las nuevas formas y técnicas de almacenamiento y logística del sector impiden desde hace años a Estado y Junta deshacerse de los últimos 7 silos que siguen en manos de las administraciones públicas. Aunque bien es cierto que la cifra ha ido menguando progresivamente, fruto de las sucesivas subastas que sí han fructificado, también lo es que casi siempre son operaciones que cuesta mucho cerrar visto el escaso mercado que tienen estos inmuebles en pleno 2024.
La administración regional ha conseguido adjudicar desde 2021 de tres (Melgar de Fernamental, Villadiego y Sotresgudo) mientras que Briviesca, Burgos, Calzada de Bureba, Trespaderne y Treviño siguen dentro de su inventario. Además, los de Medina de Pomar, Santa María del Campo, Torresandino y Villarcayo son de propiedad pública, pero mantienen en estos momentos un acuerdo de cesión de uso o de arrendamiento con agentes privados.
Por su parte, el Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA) tiene dos: el de Roa de Duero y el de Castrojeriz. Sobre este último, según explican fuentes del organismo dependiente del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) a este periódico, hay abierto un litigio con los herederos del propietario del terreno que lo cedió antaño, por lo que no puede salir a subasta. Hasta que la justicia resuelva la disputa esta instalación seguirá bloqueada.
La fórmula más común para que una administración se desprendan de estos inmuebles es su licitación pública. A través de este mecanismo se asignaron en plena pandemia los silos de San Martín de Rubiales (por 80.101 euros), Miranda de Ebro (271.000 euros) y Pancorbo (758.053 euros) o el de Villaquirán de los Infantes en 2022 por 77.000 euros. Algunos, como el caso de Lerma, fueron adquiridos por el Ayuntamiento de la villa ducal para transformarlos en centros de escalada, miradores o como referentes culturales y de promoción de su famosa Feria de Maquinaria
El situado junto al Desfiladero y al pie de la AP-1 y N-1 es más grande de España; con capacidad para almacenar 30.000 toneladas, puede llegar a sumar de forma extraordinaria 20.000 más gracias a una ampliación que llevó a cabo la empresa adjudicataria. Tan solo se le acercan los del Cuervo (Cádiz) y Marchena (Sevilla) con unas 40.000 toneladas cada uno.
El último caso de éxito. La transferencia de titularidad más reciente de un silo de manos de la administración a las de una empresa privada es la de Sotresgudo. Sin uso desde hace años, la compañía local Agrícola del Riomance se acaba de hacer con él previo pago de 48.500 euros. La firma, especializada en la comercialización de materias primas, tiene previsto aumentar su negocio en la comarca y requiere de mayor capacidad para operar.
Tras varias subastas en las que no pujaron -el precio del lote mengua según pasan las licitaciones- el pasado septiembre y apostaron fuerte por su compra. «Nos permitirá crecer en cuanto a logística de almacén y ofrecer mayores servicios», reconoce Emma González, segunda generación que se pone al frente de la compañía. Aunque de momento la adquisición no conllevará un aumento de la plantilla, no descartan nuevas contrataciones.