«Pierdo unos 6.000 €, pero los inquilinos se irán de mi casa»

L.N. / Aranda
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Tras casi un año y medio sin cobrar el alquiler, Teresa Flores alcanza un acuerdo judicial por el que los arrendatarios saldrán el 30 de junio. «Al menos lo zanjo aquí y no va a más», dice

Teresa se muestra disgustada con la justicia y siente rabia por esta situación. - Foto: L.N.

Teresa Flores comienza a ver algo de luz al final del túnel. Sin embargo, todavía se muestra prudente. No es para menos. En teoría, los inquilinos del piso que tiene alquilado en el barrio arandino de Santa Catalina dejarán libre la vivienda el 30 de junio al haber alcanzado un acuerdo judicial tras la denuncia por impagos que ella presentó hace meses. A cambio, ha renunciado al dinero que le deben después de sumar casi un año y medio sin recibir ni un euro por parte de los arrendatarios. «Pierdo cerca de 6.000 euros. Está claro que es una faena y que a nadie le viene bien perder ese dinero, pero así se irán de mi casa», lamenta molesta. 

Si ha dado este paso es para zanjar la situación cuanto antes. Lo contrario implicaría aún más riesgos que Teresa no está dispuesta a correr. «¿Me expongo a que sigan en el piso hasta que se cansen? ¿Hasta cuándo? ¿Y para terminar cómo?», cuestiona, consciente de la necesidad de cerrar este lamentable capítulo lo antes posible. «Por lo menos lo zanjo aquí y no va a más. Cuando me plantearon el acuerdo (el 3 de abril), accedí para que así se vayan». Así que ahora «no queda otra que esperar y que cumplan su palabra». De momento, ha cobrado los meses de abril y mayo, tal como se estableció en dicho pacto, que también incluye la mensualidad de junio. 

Pero de la cuota de los 17 meses anteriores, a razón de 375 euros, se tendrá que olvidar. Flores no entiende por qué ahora los inquilinos sí que pagan y antes no. De hecho, no acaba de comprender «por qué no les dan facilidades para que me abonen todo lo que está pendiente, en distintos plazos». Así que llegados a este punto, la arandina lanza varias preguntas: «¿Qué justicia es esta? ¿Por qué se llama justicia cuando es tan injusta?». Y ella misma remata: «El que lo entienda que me lo explique porque yo, la verdad, es que no entiendo nada». 

Su caso se remonta a octubre de 2021. En aquel entonces decidió alquilar su piso de toda la vida y así, con esos ingresos, afrontar su nueva hipoteca de una manera más desahogada. Todo se torció el verano pasado. Flores avisó con antelación a los inquilinos de que necesitaba recuperar su vivienda y les pidió que, cuando venciera el contrato que habían firmado, le entregasen las llaves. Pues bien, desde entonces esta arandina, con «una familia humilde» que sale adelante gracias a sus trabajos, asegura que no sólo no abandonaron el piso sino que sumaron casi un año y medio sin pagar la renta que habían acordado. Ante estas circunstancias, presentó una denuncia por impagos. Después llegaron varios intentos para que los arrendatarios dejaran la casa, pero no prosperaron porque al parecer se hallaban en situación de vulnerabilidad. 

Ahora, la propietaria de la vivienda asegura que tiene «la certeza» de que esto no es así y remarca que en los documentos que Servicios Sociales ha remitido al juzgado «no se dice que sean vulnerables», como apunta en referencia a la familia que vive en su piso. «Me consta que varios trabajan. Ahora mismo no hay vulnerabilidad, quizá la hubo en algún momento, pero a 3 de abril no», continúa, para añadir: «¿Por qué tengo que perder dinero y llegar a un acuerdo para que se vayan de mi casa? No entiendo este sistema». Pero no sólo eso.  A la deuda, a todo el tiempo que no ha podido disponer de su propio piso y al malestar que generan este tipo de circunstancias, se suman más costes. Flores cuenta que deberá contratar a un notario para que, el día que le entreguen las llaves, realice un acta de cómo se encuentra el piso y si hay desperfectos. Según se ha informado, esto le supondrá un desembolso de entre 200 y 300 euros. Llegados a este punto, confiesa sentirse «cabreada»: «No puedes hacer nada y encima rezando para que llegue el día, se vayan y termine esta pesadilla». 

«Todo incertidumbre». Tras el acuerdo logrado, Flores sabe que sólo queda esperar. En este momento, para ella «todo es incertidumbre, todo está en el aire», pero confía en solventar el problema y olvidarse. «No puedes dejar que esto te consuma ni que te hunda. Así que he dicho que sí porque me arriesgaba a que fuera a más». A partir de ahí, verá en qué condiciones está el piso e irá «paso a paso».