Todo comenzó con una cámara compacta básica. Pequeña y ligera, a la par que limitada. La revolución de la nueva era tecnológica también supuso para Vicente Gómez y Jony Arnaiz un gran reto al que se enfrentaron, y superaron a golpe de clics. Dejar de lado el carrete y pasar a un «aparatejo» que sacaba y acumulaba cientos de instantáneas -dependiendo de la tarjeta de memoria que cada cual colocase- supuso todo un progreso. El juego de luces y el recargado vestuario que portaban los actores de la representación El Cronicón de Oña animaron a que los colegas desenfundaran sus nuevos juguetes y «tiraran fotos», como ellos dicen, «a mansalva».
Por aquel entonces desconocían que formarían un equipo -el de Oñaclick- tan conocido que sus trabajos viajarían más allá de las fronteras de la comarca burebana, su comarca, y de la provincia. Como si de un juego se tratara -más que de un trabajo- surgieron las primeras exposiciones en los bares de la villa. Las paredes del Quintana, gestionado entonces por el 'Gran Gerar', se transformaron en una pequeña galería de arte que no dejaba indiferente a ningún cliente. Ello dio a paso al proyecto cultural que actualmente desarrollan en la zona. Inmortalizar las tradiciones, los festejos, los eventos culturales y deportivos se ha convertido en algo más que en una afición. Ahora forma parte de su día a día, sin obligaciones, pero siempre les tienen en alerta para acudir «al lugar que sea», como buenos paparazzis.
La pasión brotó hace años, muchos, pero ninguno de los dos recuerda el momento exacto en el que cambió ese chip que les ha llevado a participar y ganar importantes concursos de fotografía con sus impecables trabajos, en los que destaca el contraste de colores. De entre todas las capturas importantes se quedan con lo que significó para ellos ganar el segundo premio del Certamen Nacional del Cross de Atapuerca con su imagen Zancadas. Ello supuso un antes y un después.
Vicente, a las puertas de la jubilación, elabora desde hace décadas morcillas en una fábrica local de embutidos, mientras que Jony, algo más joven, desempeña funciones de administración en la residencia San Salvador. Ambos, además de ser grandes profesionales, se toman muy en serio su pasatiempo. Empezaron hace tiempo con un equipo muy básico, fotografiando la zona y cubriendo algún evento familiar o de amigos, hasta que poco a poco y con el dinero que obtenían en diferentes certámenes fueron renovando hasta conseguir tuno compuesto por cámaras Nikon 500, con diferentes y variados objetivos, un dron DJI PRO, e incluso uniformes personalizados con el logo. Como no puede ser de otra forma, aunque a ellos les gusta pasar desapercibidos, Oñaclick se ha ganado el reconocimiento en la agenda cultural de la comarca.
Los años no les quitan las ganas por aprender y el afán por mejorar cada día les ha llevado a realizar varios cursos -desde principios básicos de manejo de una cámara, hasta otros más específicos. El último, de operador y piloto de dron. Esta formación también implica la obtención de todos los permisos y licencias necesarias para volarlos dentro de los espacios permitidos.
Su propuesta más atractiva para los próximos meses guarda relación con el turismo, un sector que miman al considerarlo vital para la economía de la zona. Reeditarán una nueva guía turística que ya publicaron hace años con ayuda de su amigo Pay, que incluirá nueva maquetación, imágenes y diseño. La idea de estos dos camaradas es seguir en primera línea de foco y no perder ningún detalle que mantenga viva la esencia tan especial de la Bureba.