Ha vuelto a ocurrir. En cuestión de tres noches han ardido en la provincia otros tantos enormes balagueros (montones) de paja, los dos primeros en Revillagodos y Prádanos, en La Bureba, y el último la madrugada del viernes en Hornillos del Camino. A falta de las investigaciones que se puedan llevar a cabo, todos han seguido un modus operandi muy similar: la intencionalidad en el origen del fuego y la nocturnidad con la que arrancaron las llamas.
Una vecina que se iba a trabajar a las 5 de la madrugada desde Hornillos fue una de las primeras que dio la voz de alarma. En el cruce de la carretera que lleva al pueblo con la general que conecta Villanueva de Argaño y Estépar, justo al pie del Camino de Santiago, una gran pila de paja de más de un millar de fardos se encontraba en combustión.
Ismael Rodríguez, propietario y agricultor de Hornillos, no pudo sino contemplar con estupor cómo el fuego iba devorando poco a poco durante toda la jornada el trabajo que tanto esfuerzo le había costado completar durante las últimas semanas. «Terminamos de hacerlos hace menos de 20 días», reconoció ayer.
Los peregrinos que transitaban ayer por la Ruta Jacobea fueron también espectadores de lujo de cómo las llamas iban carbonizando uno a uno los fardos. Tal fue la estampa que muchos se paraban antes de llegar al propio Hornillos para, móvil en mano, inmortalizar la imagen o incluso realizar una videollamada. En el pueblo la noticia corrió de boca en boca rápidamente, aunque como el viento sopló ayer por la mañana en dirección este el olor a quemado no les hizo darse cuenta de la catástrofe que tenían a apenas un centenar de metros del casco urbano hasta que lo vieron con sus propios ojos.
Rodríguez, que ya ha puesto en conocimiento de la Guardia Civil lo sucedido, apunta que tuvo que ser intencionado. Es más, durante la noche cayeron 10 litros, sin rastro de aparato eléctrico, lo que refuerza más si cabe la teoría de que el inicio de las llamas tuvo en la mano del hombre su principal responsable. «Al ingente trabajo que costó hacer más de un millar de fardos se suma el dinero que voy a perder», lamentó el propietario.
(Más información, en la edición impresa de este sábado de Diario de Burgos o aquí)