Se ríe con ganas este padre de la Constitución, Fernando Álvarez de Miranda (Santander, 1924), cuando le emplazo al 2022 para la siguiente entrevista, dado que la anterior fue hace nueve años. «Que Dios nos dé salud», proclama. Desde luego, los años no merman su vitalidad y su rectitud democristiana, que le hizo ganarse la deportación a Fuerteventura por parte del régimen franquista por haber asistido a un Congreso del Movimiento Europeo en Múnich en 1962. Acaba de publicar el libro La España que soñé (La Esfera de los Libros).
Dicen que la Constitución, a pesar de tener solo 35 años, se ha hecho vieja y hay que jubilarla...
Todas las Constituciones tienen un período de vigencia y no son absolutamente impermeables y permanentes. Creo que hay aspectos, sobre todo el Título VIII, que es el que nos preocupa a todos, que deben ser renovados, reestructurados y consensuados. Ese es el gran problema que tenemos pendiente.
Mójese un poco.
- Foto: Picasa Debe asentarse con mucha más fuerza la unidad nacional. No debemos permitir que las cesiones que se han establecido en los Estatutos, o que se pretenden arrancar, no afecten a la esencia misma de la estructura del Estado. Por ejemplo, me gustaría que el problema educativo tuviera una orientación de orden nacional y que no fuera cada región estableciendo su propio sistema de enseñanza. Oel sanitario.
¿Eso de la España federal a qué le suena?
En un momento de la preTransición era uno de los lemas que teníamos (sonríe). Desde luego, un modelo como el de Suiza o el de la RFA no es en absoluto incompatible con la unidad.
Si a los catalanes les ilusiona tener un Estado dentro de otro...
Ahora mismo recuerdo la política lingüística, algo que me remueve por dentro por no haber recurrido la Ley de 1998 (en abril de ese año renunció a hacerlo) cuando era Defensor del Pueblo. Tenía preparado el recurso y se me echaron encima todos los grupos diciéndome que era un problema de Estado y que iba a preparar un conflicto de proporciones muy graves... Así, me limité a hacer unas recomendaciones al presidente de la Generalidad (omite Generalitat), advirtiéndole de que podían llegar a interpretar restrictivamente, como así hicieron, la enseñanza del castellano.
Ahí se reprocha quizás que debió ser más duro. Como Wert...
Ahí entono el mea culpa.
Supongo que Aznar, que necesitaba a Pujol, le aconsejaría...
Todos, todos. Podía haber formulado un recurso ante el Constitucional, si bien es verdad que el alto tribunal es posible que no lo hubiera admitido. Pero, bueno, los hechos son los hechos y cada uno tiene que asumir sus errores. Y yo los asumo.
Igual le tienen que hacer un monumento en la Plaza Mayor de Palencia (ciudad que adora); no es fácil que un político pida perdón.
Bueno (ríe), pero hay que ser sincero. Por eso mismo, cuando me ofrecieron en 1999 continuar como Defensor del Pueblo, recordé lo que había pasado y lo rechacé. También tenía dificultades para ver.
Yo creo que veía muy bien, perfectísimamente...
Veía (risas) no con los ojos, sino con la intención. Desgraciadamente, tengo una mácula degenerativa que me impide leer y tengo que andar con aparatos para poder acceder a la prensa y a lo que es importante.
Pues seguro que usted verá noticias que no le gusten, como Mas y su cruzada. Le darán ganas de tomarse unas pastillas...
Me entra una tristeza infinita. Yrecuerdo que vino el presidente de la Generalidad, Jordi Pujol, para hablar conmigo sobre la política lingüística, y con ese humor suyo, me dijo:«¡Te han presionado mucho!». A lo que le contesté que era él. Ya avisé de que era un error y es inaceptable que haya padres que no puedan llevar a sus hijos a que les impartan las clases en español.
¿No cree que CiU ha seguido durante años una estrategia desde la mismísima Transición? Controlar la Educación de varias generaciones, adoctrinarlas en su conciencia de región como si fuera un país y España no existiera... Yahora esos niños dan un paso al frente en favor de la independencia.
Posiblemente. Ahí tiene usted razón. Iban poco a poco ganando parcelas de independentismo. Al final no sé hasta dónde van a llegar.
¿Y dónde cree que van a llegar?, ¿habrá referéndum?, ¿secesión?
Yo creo que no, aquí están diciendo... Quiero pensar que el Gobierno y el propio Partido Socialista sean conscientes de su responsabilidad ante su propio electorado y ante la Historia de España, y no lo vayan a permitir. Vamos a ver. Sería un error que se llevara a cabo, y, en todo caso, la consulta la deberían hacer todos los españoles, y que el resultado lo aceptaran los independentistas catalanes.