La separación de una pareja es un proceso largo y costoso. En ocasiones, sobre todo en los matrimonios con hijos, la situación se vuelve demasiado tortuosa. Sin embargo, hay cada vez más divorcios, especialmente tras el año de la pandemia. Eso sí, las partes llegan, por lo general, con los deberes hechos. Es decir, que acuden al juzgado con un acuerdo bajo el brazo. Una labor de mediación promovida por los tribunales y en la que se han visto muy comprometidos los abogados. Los órganos de decisión también han mejorado notablemente sus tiempos de respuesta, según defiende Mercedes González, magistrada titular de Primera Instancia 7, encargado de los asuntos de Familia y Capacidad.
Según los datos facilitados por el Consejo General del Poder Judicial, el pasado año se disolvieron en la provincia de Burgos un total de 650 matrimonios. Son 80 más que el año anterior, lo que supone un incremento del 15%. El crecimiento ha sido considerable a partir de la pandemia, pues son 213 más que en 2020. Las razones son tan variadas que es muy difícil de explicar el porqué de esta espectacular subida en menos de un lustro, reconocen desde los juzgados. Lo que sí puntualizan es que cada vez son más los casos que llegan de conformidad entre las partes. Aproximadamente, dos terceras partes son consensuados.
"En Familia se logran buenos y bastantes acuerdos. Fluctúan mucho, pero el porcentaje de consenso entre los cónyuges es bastante alto", reconoce la magistrada titular del Juzgado de Primera Instancia número 7, con funciones exclusivas en asuntos de Familia y Capacidad, quien no duda en reconocer el trabajo de los abogados en la 'mediación' entre las partes. "Es positivo porque hay que establecer unas bases para ese desarrollo futuro, especialmente si hablamos de rupturas con menores que se ven involucrados. Con una buena comunicación, las discrepancias se pueden solventar", subraya.
En los últimos años también se observa un incremento de las custodias de menores compartidas, si bien aún siguen siendo mayoritarias las separaciones en las que uno de los progenitores la obtiene, principalmente la madre. "En el ámbito de Familia siempre se busca el interés del menor, que es el superior en todo momento", analiza la jueza Mercedes González. Los cambios sociales también se han visto reflejados en las separaciones de pareja, pues ahora se introducen una serie de cláusulas como las relativas a los gastos extraordinarios, que siempre suelen ser "fuente de muchos conflictos". "Ahora, adaptándose a la realidad, se introduce la tablet o el carnet de conducir cuando son mayores de edad", añade.
Las parejas debaten en sus divorcios, además, sobre diversas cuestiones de la educación de los hijos. Entre otras cosas que se han visto en el juzgado, discrepancias sobre la Primera Comunión de los menores, sobre los viajes al extranjero o la posibilidad de acudir a un psicólogo. Como curiosidad, cabe destacar también el incremento de las 'custodias' de animales en el caso de los matrimonios sin descendencia. "Como consecuencia de la ley de bienestar animal se introducen este tipo de cláusulas. Es cierto que en Burgos no estamos viendo un gran número de casos", matiza González.
Mejora la respuesta. Con la puesta en marcha del Juzgado de Primera Instancia 9, que también se especializó en Familia y Capacidad, la carga de trabajo y los tiempos de respuesta han mejorado considerablemente en esta jurisdicción. Según señala la magistrada titular, la agenda de señalamientos está "saneada" y están citando para los meses de mayo y junio de 2024. Pero todo es susceptible de mejora, aunque no dependa del funcionamiento de las unidades judiciales. Y es que la entrada en funcionamiento del nuevo órgano no trajo consigo la creación de un segundo equipo psicosocial, que entre otras cosas evalúa la situación de los menores. "Es una petición reiterada para dar respuesta a la alta demanda que existe. Es una de las cuestiones que más retraso genera y no basta con meros refuerzos", sentencia la jueza.