Ni siquiera en un momento en el que la Comandancia de la Guardia Civil de Burgos está en un nivel de efectivos bastante alto tras los últimos procesos de movilidad llueve a gusto de todos. La Benemérita, al menos de momento, ha recuperado agentes para poder patrullar la provincia, pero los ha perdido en otras unidades que siempre han estado muy valoradas dentro del cuerpo. Porque a día de hoy el Seprona se ha quedado en cuadro. Casi a la mitad de su capacidad con apenas 15 cubiertas de las 27 del catálogo. Y esto ocurre en un momento en el que los delitos contra la fauna y flora no han parado de crecer. Según la Memoria de la Fiscalía, el año pasado se incrementaron un 56%. Colectivos como la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) temen, de hecho, que pueda ser el punto de inflexión para cerrar alguna de las áreas de actuación, como Miranda o Santa María del Campo.
La provincia cuenta con efectivos del Seprona en diferentes cuarteles ubicados en núcleos rurales para su actuación en el medio ambiente. Existen en Villarcayo, Briviesca, Huerta del Rey y la capital, además de los mencionados Miranda y Santa María del Campo. Pues bien, a día de hoy el de las cabeceras de Las Merindades y La Bureba están vacías de guardias civiles, según la AUGC. Una cuestión que evidencia el mismo problema que en el caso de las patrullas de seguridad ciudadana: Burgos no es atractivo para los agentes.
«El que puede se marcha y aunque haya vacantes nadie quiere venir aquí. Y es normal que sea así, porque hay veces que tienen que salir solos a patrullar, otras tienen que conformar parejas un guardia de Huerta con uno de Briviesca. Es todo un sinsentido», manifiestan fuentes de la asociación sindical, que opinan que esto prueba también el abandono de la administración hacia una unidad que, supuestamente, es el «ojito derecho» del Instituto Armado.
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