Rubén Espinosa y David González vivieron otro tipo de derbis. Sus historias futbolísticas se sitúan en Tercera y Segunda B, en la primera década del nuevo siglo. Ambos han vestido la zamarra blanquinegra y la rojilla, y con ambas han saboreado las mieles del ascenso.«Eran otros tiempos», señala el primero, quien asegura que no se perderá el choque del domingo y que encima lo hará acompañado por algún compañero de la época.
Aquel revoltoso delantero subió con el Mirandés a Segunda B en el curso 08-09 -el Jerez Industrial fue el último escollo de los rojillos-. Dos campañas más tarde hizo lo propio con el Burgos en aquel duelo contra el Lanzarote y en el partido de vuelta marcó los dos goles que sentenciaron la eliminatoria. En ambas ocasiones Julio Bañuelos fue el entrenador. También sufrió en sus carnes los dos amargos descensos a Tercera con el Burgos en la 07-08 y en la 11-12.
David González vivió de cerca el gol de Dani Pendín y debutó en Segunda. Celebró como rojillo el gol de Iván Agustín al Lemona en junio de 2003 y se quedó en dos ocasiones a las puertas de regresar con el Burgos a Segunda B cuando De los Mozos era el entrenador y Barriocanal el presidente. Posteriormente regresó como secretario técnico junto a Ramón María Calderé, con el que por fin logró subir a Segunda B y dio forma al equipo que se mantuvo en la temporada 13-14 en Segunda B.
«He ganado y he perdido derbis tanto de rojillo y de blanquinegro. Los recuerdos son maravillosos, son partidos muy especiales. Es verdad que valen tres puntos como todos, pero van más allá. Si ganas se notan anímicamente», comenta Espinosa.
David González se acuerda sobre todo del derbi que jugaron en la temporada 08-09 en Tercera División en Anduva. Era uno de los veteranos del Burgos y la temporada estaba en sus últimas jornadas. «Con un punto nos servía para asegurar el play off y ellos ya estaban clasificados. Conocía a Núñez, Rodri o Pablo Infante y les decía que el empate no era malo para ninguno», comenta sonriente el de Quintanilla Vivar.
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