«La imagen está grabada en la retina de la cinefilia popular: tres hombres dispuestos en triángulo, en medio de un extraño cementerio diseñado en círculos concéntricos, que se miran durante varios minutos y terminan por dispararse. Uno de ellos, el vencedor del combate, lleva un sombrero viejo, un ponche sucio y un cigarrillo medio apagado en la boca, que en ese punto ya se han convertido en santo y seña de una estrella en Europa, Clint Eastwood, y una manera de entender el Oeste, la del cineasta italiano Sergio Leone». Así arranca el crítico de cine Luis Freijo 'El éxtasis del oro', uno de los capítulos que integran La Trilogía del Dólar, penúltima publicación de la editorial burgalesa Notorious, que rinde homenaje a las tres icónicas películas de Sergio Leone que definieron ese género denominado 'Spaghetti western': Por un puñado de dólares, La muerte tenía un precio y El bueno, el feo y el malo, filme este último cuyo rodaje dejó en todos los sentidos honda huella en la comarca del Arlanza.
La obra, lujosamente ilustrada, constituye una precisa indagación en torno a estas obras de culto que han ido ganando adeptos con el paso del tiempo, algo a lo que sin duda han contribuido, sin ninguna duda, iniciativas como la de la burgalesa Asociación Cultural Sad Hill, que tantas cosas buenas ha conseguido en apenas diez años: desde reconstruir aquel camposanto imposible en el entorno de Carazo (hoy convertido en un reclamo turístico de primera magnitud) a estar presente en los Premios Goya con un espléndido documental sobre la existencia y los proyectos de este colectivo (DesenterrandoSad Hill, 2018; el libro hace referencia a este largometraje). «Las principales consecuencias de El bueno, el feo y el malo se dejarían notar a largo plazo, en distintas avenidas históricas, económicas y estéticas. La película se ha convertido en las casi seis décadas que han pasado desde su estreno en una exitosa cinta de culto», apunta Freijo, que firma la obra de Notorious junto a Quim Casas y Jaime Vicente Echagüe.
Tan es así, señala el crítico, que en sus memorias, publicadas en 2005, el propio Eli Wallach (el feo) se lamenta de no haber negociado en su contrato con la productora ganancias residuales por cada pase en televisión, «porque de haber sido así, habría nadado en billetes en las últimas dos o tres décadas de su vida». En otro de los capítulos del libro, titulado 'Western americano', Echagüe hace esta lectura de la película que cierra la trilogía y que se grabó en su mayor parte en tierras burgalesas: «En El bueno, el feo y el malo debemos anotarle a Leone la introducción de otra inquietud que, por lo general, estaba ausente del western clásico: el antibelicismo. Poco o nada había de honorable ni épico en la guerra (...) Este espíritu de denuncia ya estaba explícito en la tercera entrega de la 'Trilogía del dólar'. Ambientada en el marco de la Guerra de Secesión norteamericana, Leone no se casa con ningún bando, ni con los unionistas ni con los confederados, a pesar de que las simpatías, por lo general, suelen decantarse por los primeros, debido a su defensa de la abolición de la esclavitud. Al cineasta, en realidad, no le importaban las raíces del conflicto. Lo que le interesaba era el mismo hecho bélico y lo que supone para los hombres que participan en él».
Leone y Welles en Burgos. Cuenta este crítico de cine que Sergio Leone se encontró con Orson Welles (El tercer hombre, Ciudadano Kane) en un restaurante de Burgos. «Cuando el italiano le comentó que quería centrarse en el periodo de la Guerra Civil americana para su nuevo proyecto, Welles le dijo que se olvidara: era veneno para la taquilla. Quizá no en el pasado. Se podrían citar varios ejemplos, por todos ellos quedan eclipsados por una de las obras clave (y de las más taquilleras) de la Historia del cine: Lo que el viento se llevó (1939). Sin embargo, Welles tenía razón. Había que echar la vista muy atrás para dar con una película de esa temática que hubiera logrado el aplauso del público. Aquellas palabras no frenaron las intenciones de Leone. 'Deseaba mostrar la imbecilidad humana en un filme picaresco donde pudiera plantear también la realidad de la guerra', aseguraba», recoge Echagüe.
Fue así, precisa, como Leone decidió emular el verdadero campo de concentración de Andersonville, en Georgia, que en la película se llamó Betterville y que arrojaba «inquietantes paralelismos con los campos de concentración de la Alemania nazi». El libro La Trilogía del Dólar coincide con el 60 aniversario de la primera de las tres películas de culto, Por un puñado de dólares, y es un completo análisis de las tres cintas desde múltiples perspectivas: el rodaje, el director, los actores, la música, el paisaje, las influencias...