Afincada en Madrid desde que llegó a la Universidad Politécnica para estudiar Arquitectura, la burgalesa Beatriz Sendín Jiménez acaba de ser galardona, junto a los miembros de su equipo de la Oficina Técnica n'UNDO Verónica Sánchez y Alejandro del Castillo, con el Premio Urbanismo Español que conceden sus propios compañeros para poner en valor la importancia de esta disciplina en la salud, el bienestar, la seguridad de las personas y la sostenibilidad del planeta. Una distinción que, por este mismo motivo, valora doblemente, junto al reconocimiento que supone «a muchos años de trabajo».
Su propuesta se ha erigido ganadora frente a más de 400 presentadas en todo el territorio nacional después de una primera selección de 172 y una segunda de 21 dentro de las distinciones convocadas anualmente por el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España. Se trata del trabajo desarrollado para el municipio de Manilva (Málaga) sobre regeneración del entorno urbano y territorial en esas agendas urbanas con las que cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible. «Es un Ayuntamiento muy valiente al tratar de hacer las cosas de otra forma», explica.
Para ello y junto a su equipo, realizó un estudio detallado del planeamiento urbano actual de la citada localidad, donde se incluye su actualización, aportando más de 200 propuestas para mejorarlo a distintas escalas a corto, medio y largo plazo, de tal forma que se convierta en una herramienta para «poder llevar a cabo intervenciones». Entre ellas, esta arquitecta destaca el desmantelamiento de la autovía que atraviesa la población, la protección de cultivos ligados a la tierra como el viñedo o la descalificación de suelo urbanizable una vez detectada la existencia de inmuebles vacíos, sin terminar de construir o suelo sin edificar.
La esencia de su proyecto responde a la filosofía de «no hacer, rehacer y deshacer» como clave de la construcción futura, que hace extensible al trabajo de su día a día. En este punto, explica que n'UNDO nació en un primer momento como asociación desde la que «reivindicábamos que era necesario hacer arquitectura y urbanismo con otros principios sustentados más en la mínima intervención, el respeto del entorno y la reutilización». Eso fue en el año 2011, convirtiéndose en Oficina Técnica en 2015 para «llevar a la práctica toda esa base teórica». En la actualidad, las dos vertientes de su trabajo son la arquitectura de ciudad y territorio, y la cooperación al desarrollo y ayuda humanitaria, que, en ocasiones y según asegura, confluyen y en otras «están más separadas».
El futuro. Sendín subraya el valor de este premio por cuanto recoge esos mismos principios, extensibles también a otras categorías donde se reconoce la sostenibilidad y la salud, el compromiso, la rehabilitación o la regeneración. «Creo que es la línea de trabajo que tenemos que seguir arquitectos y urbanistas para que consolidemos una ciudad realmente sostenible», precisa, no sin antes mencionar al también burgalés Jairo Rodríguez, miembro del equipo que ganó el concurso convocado por la organización para elegir la escultura que se entrega a los galardonados.
Recuerda que hace años participó en el avance del PGOU de Burgos con Ezquiaga Arquitectura y defiende que «se ha invertido en mejorar la ciudad existente», además de planificar su crecimiento. De hecho, elogia su ciudad, de la que se considera una gran embajadora «allá por donde vaya».