David y las ganas de vivir

GADEA G. UBIERNA / Burgos
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A David Martínez se le reventó en 2021, con 31 años, un aneurisma que provocó daño cerebral y, como consecuencia, problemas de movilidad en el lado izquierdo y epilepsia. Los síntomas previos se identificaron como una gastroenteritis. Lucha y mejora

David Martínez es usuario de la Asociación de Daño Cerebral Adquirido (Adacebur) y se nota «muchísima mejoría» desde que hace terapia con ellos. - Foto: Alberto Rodrigo

David Martínez recuerda del 21 de febrero del 2021 que se despertó en casa de su novia, en Quintanar, se levantó «y, a partir de ahí, nada; se acabó». Es ella, Alba, quien interviene para explicar que David, entonces de 31 años, empezó a convulsionar. No imaginaban que el aneurisma cerebral [el abultamiento de un vaso sanguíneo] que llevaba más de una semana impidiéndole hacer vida normal acababa de reventar y de provocar un derrame. Estar junto a Alba aquella mañana salvó a David, pero con daño cerebral como secuela: perdió la movilidad del lado izquierdo y, a causa de la cicatriz que dejó el coágulo, también tiene epilepsia. A esto añade una incapacidad absoluta para trabajar, que se ha propuesto revertir. «Quiero recuperar la vida que tenía antes. Soy muy positivo y, a cualquiera que esté o pueda estar en mi situación le digo que de esto también se sale», afirma.

Bien sabe Martínez lo que dice: salió del HUBU en una silla de ruedas de la que, asegura, en Rehabilitación le dijeron que no iba a volver a levantarse y lo ha hecho. Ha recuperado movilidad en la pierna y en el brazo a costa de mucho esfuerzo y, también, de dinero; unos 1.000 euros mensuales en algunos momentos de su recuperación, que no ha terminado porque la mano se le resiste. «Él se lo ha podido permitir, pero, ¿qué pasa con quién no puede?», lamenta Alba.

Esta pareja hace pública su experiencia con motivo del día del daño cerebral, que se conmemora hoy, y explican que todo empezó con un dolor de cabeza «muy fuerte». Tanto, que no soportaba ni la luz natural. «Teníamos que tener las persianas bajadas, la tele y todo apagado...», explican, antes de especificar que a estos síntomas sucedió una primera convulsión, después de la que vomitó. A pesar de la pandemia, Alba llevó a David a las urgencias del centro de salud de Briviesca a causa de este episodio. «Nos dijeron que sería gastroenteritis», afirma ella, especificando que antes de que el aneurisma explotara tuvo una segunda convulsión, por la que aseguran volvieron a llamar al centro de salud. «Pero, después de lo de la gastroenteritis, nos dijeron que sería un virus común», afirman, matizando que ellos pensaban más en migrañas o vértigos; ni por asomo un aneurisma. Así que el fin de semana se fueron al pueblo, a Quintanar. Y, de ahí, a la UCI del HUBU.

(El testimonio completo, en la edición impresa de este sábado de Diario de Burgos o aquí)