"La poesía no es la única ni la mejor forma de relacionarse"

A.S.R.
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Sevillano del 97, se acaba de mudar a Madrid para hacer un máster de Literatura Hispánica. Graduado en Literatura Inglesa, ha sido corrector y lector en distintas editoriales y teatrero en La Troupe

"La poesía no es la única ni la mejor forma de relacionarse"

Los 23 años recién cumplidos de Juan Gallego Benot se notan en su voz al otro lado del teléfono. También la sorpresa de saberse ganador del II Premio de Poesía Joven Tino Barriuso, a pesar de que Marisol, viuda del escritor homenajeado, le comunicó el fallo hace una semana. "Fue un momento precioso para mí".

¿Por qué se presentó al concurso?
La verdad es que no estaba muy seguro, tenía varios poemas escritos de hace tiempo y mis amigos cercanos me animaron a reunirlos en un libro, lo hice, a ellos les gustó y me animaron a presentarlo. He tenido mucha suerte. 

¿Qué puertas cree que se pueden abrir tras ganar un premio con solo 23 años?
No tengo ni idea. Nunca me lo he planteado. ¡Ha sido todo tan casual! Soy inexperto en todo esto, aunque me gusta escribir, investigar, no tengo una ambición definida. Sí me hace mucha ilusión que la gente lo lea y ver el libro impreso. Pero no sé exactamente qué pasará. 

Ese misterio también es seductor...
Sí, es muy bonito esperar a ver si le gusta a alguien, aunque me da un poco de miedo y pudor porque el libro es muy personal, pero si alguien se siente cercano a lo que dice a mí me llena de alegría. 

¿Y qué cuenta el poemario? 
Todos son poemas de amor que yo he intentado sacar de la experiencia cotidiana y definirlo en otro mundo. A mí el lenguaje bíblico y la poesía mística me han llamado mucho la atención por la manera de explicar el amor como algo que es a la vez divino y humano. Al final, vi que la manera en la que yo podía explicar mi amor era utilizando ese lenguaje. 

¿Cómo amalgama la tradición mística con el código contemporáneo?
Me sale natural. Me gusta mucho la literatura, leo mucho, uno mira a muchos autores y cuando vive en el siglo XXI los recibe desde su propia contemporaneidad. Me acerco a ellos desde mi situación personal y soy un joven muy normal, que vive, estudia y trabaja. Es la única forma que tenemos de leer la poesía de los clásicos, si no, se morirían. 

¿Cuáles son esos autores a los que mira?
Me gustan mucho los místicos, San Juan de la Cruz y Santa Teresa, pero también del siglo XX, como el Grupo Cántico de Córdoba, con Pablo García Baena a la cabeza; más contemporáneos, como Alejandro Simón Partal o Juan Antonio González Iglesias; y más bucólicos, como Walt Whitman o Alice Oswald. 

En esta nómina no aparecen firmas de moda entre la juventud, fenómenos que han salido de las redes sociales y arrasan en las librerías... 
Estos autores aportan mucho a muchos niveles, pero son poetas que yo no leo porque no conecto con ellos, no me interesa su visión del mundo, pero sí leo poetas contemporáneos que están muy al día como Rodrigo García Marina, Elizabeth Duval o Rosa Berbel. Estos sí aúnan algo importante para mí como es actualizar el lenguaje y tener un compromiso con él en su vertiente más política o más social, que creo que es un deber para quien escribe ahora, y llevarlo hacia sus experiencias más íntimas. 

Habla de la clave política y social de la poesía. ¿Sigue siendo, como dijo Celaya, un arma cargada de futuro?
No creo que la poesía sea un arma cargada de futuro. Darle tanto poder a la poesía es pecar de soberbia. Me parece ridículo el poeta que se cree que va a parar la guerra por escribir unos cuantos versos, pero sí creo que hace falta que la poesía reciba y reúna esas preocupaciones, que sea consciente de ellas, que responda ante ellas, que no se aparte, que sea consciente de la situación y de su pertenencia a un mundo. 

¿Cómo se refleja esto en su obra? 
No soy demasiado subversivo, porque soy un clásico y no me sale ser de otra manera. Yo utilizo el lenguaje religioso para hablar de un amor homosexual y tengo un poema sobre el debate de la gestación subrogada, otra serie en torno al trabajo y cómo se puede amar en los contextos del sistema capitalista... 

¿Cuándo se le reveló la poesía? ¿Cuándo sintió la llamada? 
Escribo desde que tengo uso de razón. Tenía un blog, que ahora está cerrado, gracias a Dios, porque era horrible, en el que desde que tuve acceso a internet, desde los 12 años, escribía todas mis cosillas, poemas, textos breves, malísimos todos, pero que me sirvió de ejercicio de aprendizaje y para ver mi evolución. Me valió mucho la lectura y la experiencia del teatro, que fue vital para entender que el lenguaje funciona de muchas maneras. 

¿Sigue escribiendo otros géneros?
Sí, me gusta mucho escribir cartas a mis amigos, me ayuda a comunicarme, a ordenar mis sentimientos, y tengo una novelilla medio escrita, no sé si la terminaré algún día. 

¿La poesía interesa entre los veinteañeros, entre sus coetáneos?
Es verdad que yo vivo en una burbuja. Me he mudado a Madrid recientemente y todo el mundo escribe, y muy bien, y publica. Pero no sé si fuera de ese círculo interesa de verdad la poesía. Me da la sensación de que no, de que en verdad la poesía no es tan importante. 

¿Que no es tan importante para la gente o que no lo es realmente?
Un poco las dos cosas (ríe). Es importante, pero relativamente, no podemos exagerar ni su poder ni sus capacidades, la poesía es una manera de entender la relación con los demás, pero ni la única ni la mejor. 

Desde luego en una torre de marfil no vive... 
Nunca, nunca.