Apenas una hora ha durado la tercera sesión del juicio con jurado popular por el asesinato de Silvia Plaza que se está celebrando desde el lunes en la Audiencia Provincial de Burgos. Por la sala de vistas han pasado otros seis agentes y un testigo llamado por la defensa, que ha renunciado a otros dos. Todos los agentes han coincidido en que el vecino que presenció desde su casa la brutal agresión señaló desde el principio a Julián David L.C. como autor.
Dos de los policías nacionales que atendieron a la víctima minutos después de que les avisara el testigo, relataron que al llegar encontraron a la joven tirada en el suelo con la cara ensangrentada y llena de moratones. Ante las dificultades que mostraba para respirar, decidieron trasladarla a la acera y ponerla de costado hasta que viniera la ambulancia, que tardó, han calculado, unos 10 minutos.
El letrado de la defensa ha preguntado una y otra vez a los agentes si subieron a la vivienda del testigo ocular del crimen, si hicieron un croquis de la escena, si la acordonaron o si tomaron huellas. En todo momento, éstos han respondido que esas funciones corresponden a la unidad científica, de la que no forman parte.
En lo que sí se han mostrado muy seguros es que desde la ventana se podía observar distinguir perfectamente al autor de la agresión. "Desde abajo nosotros veíamos perfectamente al testigo, luego él también podía vernos a nosotros", ha expuesto uno de ellos.
Además, una de las policías nacionales que también ha prestado declaración esta mañana, ha recordado que el vecino que observó la escena reconoció a Julián David en una rueda en la que se le mostraron otras siete fotografías. "Tuvo una certeza del 70%. Es normal que no se quieran comprometer al cien por cien porque a los testigos les suele dar respeto, pero lo tuvo bastante claro", ha asegurado.
A través de videoconferencia también ha testificado un hombre que coincidió en los calabozos con Julián David durante los dos días que duraron los interrogatorios. A preguntas del abogado del acusado, ha afirmado que en todo momento se mostró "muy alterado, como drogado" y que mostraba signos de violencia. "Le amenazaban para que confesase y escuché forcejeos", ha completado.
Sin embargo, la Fiscal le ha recordado que las celdas son individuales y que las separan una puerta con una ventana de unos treinta centímetros. El testigo ha afirmado que a través de esa rendija fue capaz de distinguir las supuestas agresiones y presiones que denunció Julián David la primera jornada de la vista oral, algo que nunca antes había denunciado.
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