Arsenio Besga se convirtió en gerente del Santiago Apóstol el 30 de noviembre de 2007. Antes, estuvo once años como director médico, pero para completar toda su trayectoria en el hospital comarcal hay que sumar su primera etapa, cuando entró en 1989 en Urgencias. Con las fechas sobre la mesa se entiende la mezcla de sentimientos que tiene en su cabeza, aunque sobre todo se esfuerza por lanzar un mensaje sosegado, ya que «la gente puede estar tranquila, porque las personas nos iremos y cambiaremos, pero este es un buen hospital y seguirá adelante», afirma, muy cerca de jubilarse el 31 de mayo.
Lleva más de 16 años al frente del Santiago Apóstol, ¿qué hospital cogió y cuál deja?
Dije en su momento que era un buen hospital y lo sigue siendo, pero está mejor dotado y es bastante completo, pese a tener los problemas de siempre, porque la cobertura de médicos nunca ha dejado de ser complicada. En la dirección médica empecé en 1994 y en 30 años hemos ampliado 39 plazas de médicos, porque hemos pasado de 59 a 98, aunque desgraciadamente no significa que estén todas cubiertas. La gente de Miranda a veces no valora lo que tiene, aunque tiene razón en ciertas cosas porque hay que ser exigentes. Tenemos que tener en cuenta que hay zonas en España que con más población tienen un centro de salud.
En su tiempo al frente, ¿qué hitos destacaría para el hospital?
De las primeras cosas que pasaron fue la creación de la unidad de diálisis, que venía de atrás, pero que se hizo efectiva al poco de entrar yo. Ahora mismo es un servicio puntero en el hospital. Otra cosa que también me tocó casi al principio, a finales de 2008, principios de 2009, fue la famosa controversia con la Oncología, donde hubo sus más y sus menos, porque Burgos era bastante reticente a crear un servicio propio. Al final, se apostó por una unidad nueva con dos facultativos, con lo que hemos tenido bastante suerte porque desde el 2010 no la hemos tenido vacante nunca, lo que hubiese sido un problema y la gente está contenta. El tercer hito fue la ampliación en 2013, que sí que me tocó de lleno y ganamos espacio, funcionalidad y prestaciones.
Dermatología ha sido un calvario para mí. Es triste, porque es una especialidad que se logró siendo yo director médico»
En este tiempo también le tocó dirigir el centro en una pandemia, ¿qué sensación le queda de aquello?
El primer año fue muy malo y muy raro. Nos tocó muy pronto y yo estaba de baja. El primer caso de la región vino a Miranda un 29 de febrero y tres días después de meternos en casa me incorporé con muletas, porque tenía que estar aquí. Fue un tiempo de una incertidumbre brutal. Hubo muchos casos humanos que fueron muy duros. Si es que hay algo positivo de aquello fue la capacidad de reacción y que todo el mundo se volcó. Aquí había traumatólogos haciendo guardia de Medicina Interna. Ginecólogos en Urgencias viendo covid. Aquello fue lo único bueno, ver la respuesta de la gente, porque sobre todo el primer año fue espantoso. Además, Miranda también se volcó y nos mandaban cosas, eso sí que fue una pasada.
Dentro de los hitos ha mencionado Oncología, en la que ahora solo hay un profesional y se está ayudando desde Burgos, ¿cómo ha funcionado el sistema en la baja de una las médicas?
El oncólogo ha asumido una gran responsabilidad y se ha tenido el apoyo desde Burgos, porque aquí había cosas que no se iban a poder seguir. Ha habido pacientes que se han tenido que desplazar y más o menos se ha solventado, en una especialidad con mucha sensibilidad y en la que hay que atender rápido. Se ha solventado bastante bien y en junio se incorpora la segunda oncóloga y se vuelve a la normalidad, aunque lo ideal hubiese sido contratar otro profesional para la baja, pero es que no hay.
Hemos solicitado una autorización para poder hacer consultas externas en Digestivo y pruebas diagnósticas en un hospital privado»
En ese sentido, seguro que se va con una espinita por Dermatología, donde el servicio acumula años sin profesionales...
Dermatología ha sido un calvario para mí. Es triste, porque es una especialidad que costó y que se logró siendo yo director médico, primero con una médica que llegó y luego conseguimos una segunda plaza, porque empezamos a atender en Merindades. Ha sido una pena porque no hay dermatólogos, aunque hay muchos en la medicina privada. Es importante que la gente sepa que tenemos cubiertas las dos plazas, pero están con una excelencia, que son legales y están en su derecho.
En las listas de espera oficiales no aparece Dermatología, ¿se sabe cuánta gente hay desde Miranda en esta especialidad?
Con la teledermatología quitamos más de mil pacientes. Cuando se marcharon las dermatólogas empezamos mandando a la clínica Quirón de Vitoria, en una medida muy controvertida y que se ha visto que no era una privatización. En cualquier caso, no fue una experiencia satisfactoria, porque no cubría todas las necesidades y al final no se continuó. Ahí entró la teledermatología que fue una muy buena solución. En el cribado hubo muchos pacientes a los que se les había pasado o había ido a lo privado, pero otros casos se enviaron a Burgos con imágenes y otros tuvieron que asistir. Nosotros no tiene sentido que ofertemos Dermatología, porque lo único que hacemos es meterlos en una bolsa de pacientes o derivarlos. Por eso, se mandan esas imágenes de los casos desde Atención Primaria y no tenemos lista de espera. Sí que hay que aclarar que la especialidad no desaparecerá de la cartera de servicios.
¿Hay alguna posibilidad de ampliación de esa cartera?
Ahora mismo no. Estamos pendientes del proceso de consolidación de los médicos. Para Miranda se han ofertado 32 plazas, que si se cubrirían sería fabuloso. No quiere decir que estén vacías, porque en la mayoría hay un médico interino trabajando en ellas. También hay gente que se podrá ir, porque el día 15 cesan los traslados y casi de inmediato empezarán a consolidarse las plazas que se han solicitado.
Un comarcal es un lugar ideal para trabajar y estoy muy triste porque no ha venido ningún residente»
De ese proceso se espera salir mejor de lo que se entra, ¿no?
Sí y al final creo que se conseguirá, porque se han tenido en cuenta los hospitales pequeños de difícil cobertura.
Al margen de Dermatología, ¿cómo están el resto de especialidades?
Tenemos un problema importante en Digestivo, donde hay mucha gente esperando. Tenemos dos plazas, pero una desde enero está de baja y la que queda trabaja a destajo, pero no damos abasto. Viene un digestólogo del Río Ortega de Valladolid y se lo agradecemos, pero no soluciona el problema. Por eso, hemos solicitado una autorización para poder hacer consultas externas en Digestivo y pruebas diagnósticas en un hospital privado. Lo tendríamos que sacar a concurso y espero que nos autoricen. Nosotros somos un hospital en el que no tenemos externalizado prácticamente nada, salvo las resonancias porque no tenemos.
¿La salud mental?
El problema es que no encontramos psicólogo clínico. Tenemos uno y podríamos contratar otro, pero no hay. Sí que tenemos el tercer psiquiatra, en un servicio en el que tuvimos quejas porque teníamos una plantilla de dos y tuvimos que dejar de ir a Villarcayo porque nos quedamos con uno.
La oferta de Traumatología ahora mismo en Miranda está al límite con los recursos que tenemos»
¿Afecta el éxodo de profesionales a otras comunidades?
Sí. Tenemos una plantilla muy volátil. Hay excepciones, pero siendo optimista la proporción de médicos nuevos que se queda es de una a tres. Somos un hospital comarcal y la gente alucina lo que se hace, pero hay mucho bulo con que en los grandes hospitales se hacen viguerías. Un comarcal es un lugar ideal para trabajar y estoy muy triste porque no ha venido ningún residente. Eso es terrible, que teniendo once plazas, no haya venido ningún MIR.
¿Cómo está el asunto del relevo tras su jubilación?
Me gustaría que hubiera continuidad, pero no te puedo contestar porque no sé. La cosa está solventada a corto plazo, porque el equipo directivo que tengo va a seguir y el director médico actual, mientras no venga otra persona, estará en funciones. Es un cargo de libre designación, pero hay que sacarlo a su publicación en el Bocyl y ver qué ocurre.
¿Cuánto antes se resuelva mejor?
Pues sí, porque además el director médico también tiene sus cosas que hacer.
Lo último que le ha tocado es el brote de gastroenteritis, ¿se sabe algo sobre el origen?
No, lo dirá el servicio de Epidemiología o el Ayuntamiento. Fue un pico muy fuerte y la mañana del jueves 2 de mayo hubo 37 casos a la vez. Fue un brote puntual y se ha determinado que son virus muy frecuentes. Hubo una falsa noticia sobre una alerta sanitaria, algo sobre lo que no tenemos competencias. Solo pusimos en conocimiento lo que veíamos.