Juan Carlos Corral no da crédito. Acostumbrado a participar de forma activa en las manifestaciones que se celebran en Belorado para exigir la construcción de la A-12, la última a la que acudió se saldó con la imposición de una multa de 600,5 euros. ¿El motivo? Según la Guardia Civil, desobedecer sus órdenes y faltarles al respeto, lo que le supuso una infracción grave que acarrea una sanción de 600,5 euros. El afectado, que ya ha abonado la cantidad -finalmente ha sido la mitad por pronto pago-, la considera «un despropósito» del que no supo hasta que le llegó la notificación a su domicilio.
Según el relato del vecino, durante una de las concentraciones que se realizan todos los viernes a partir de las 18:30 horas, un agente del propio cuartel de Belorado le reclamó que dejara de pulsar el botón que activa los semáforos que permiten cruzar la N-120. Al concluir el periodo que tienen decretado por la Subdelegación para cortar la carretera nacional, Corral había seguido apretando el mecanismo para que se habilitara el paso de peatones y se volviera a detener el tráfico.
«Vinieron y me exigieron que dejara de hacerlo», explica. Dicho y hecho. Siempre según el denunciado, al cabo de unos minutos los guardias civiles regresaron a su posición y le recriminaron que seguía tratando de detener el tránsito de coches y camiones mediante el pulsador, cosa que niega. «Me terminé crispando porque era mentira. Desde que me lo ordenaron no había hecho nada más que hablar con un compañero», indica.
Los agentes acabaron por requerirle el DNI y Corral se lo entregó. «Según ellos, lo hice con menosprecio al no sacarlo de la cartera», explica perplejo. Tras acudir hasta el coche y devolvérselo, el asunto pareció quedar cerrado. Sin embargo, a principios de mes le llegó la denuncia a casa. «Me parece un motivo de censura», lamenta.
Juan Carlos Corral defiende que él solo trataba de «dar guerra» durante una de las manifestaciones. Es más, denuncia que hayan sido los propios agentes del cuartel de Belorado, que deberían conocer la situación«límite» que atraviesa el municipio por el retraso en la construcción de la autovía y el riesgo «mortal» que supone la N-120, los que se mostraran tan «inflexibles». «Me ceñí a lo que me dijeron. No podemos ser más amistosos durante las concentraciones».
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