Pues que hace un par de sábados, paseando con amigos por La Paloma y Laín Calvo, a eso de las cinco de la tarde, íbamos a nuestra bola cuando apareció un grupo de diez o doce personas, ataviados todos con una camiseta naranja fluorescente en la que ponía cosas. Con ellos, iba uno disfrazado de torero. Y un detalle que no es baladí es que muchos de ellos portaban en la mano una caja de las que se usan para repartir cervezas por los bares. Sí, era una despedida de soltero en toda regla. Me quedó la duda de si las cajas eran para hacer recuento de las cervezas de las que fueran dando cuenta o si, quizá, iban a usarlas de banco para sentarse donde mejor pillara.

Seguimos el paseo, estuvimos un rato de terraceo y, a la vuelta, nos acercamos a la tienda de dulces que una congregación de monjas con hábito azul vaquero ha abierto recientemente por allí. Y según nos acercamos, los dicharacheros miembros de la despedida de soltero reaparecieron, con sus deslumbrantes camisetas naranjas, pero, en esta ocasión, habían cambiado el disfraz de torero del homenajeado por otro de Jesucristo, y con las mencionadas cajas de cervezas habían confeccionado, encajándolas y asegurándolas con bridas, una cruz para que el mozo casadero se paseara por ahí en plan nazareno de chufla.

Nada más verlo, supe lo que iba a pasar, y de hecho pasó: el 'nazareno' se acercó a las monjas e hizo el amago de entrar a la tienda con la gracieta un par de veces. Una de las hermanas les respondió, impertérrita, con una sonrisa imperturbable, con un estoico 'No nos hace gracia' en ambas intentonas y el grupo se fue, ante la estupefacción y desaprobación de todos los que por allí estábamos. Y los autores de tamaña majadería no eran ni niños, ni adolescentes, ni jovencitos. Y había hombres y mujeres. De hecho, una de ellas iba grabando con el móvil en todo momento, para ver si pescaba algo.

A lo lejos, frente a la Catedral, los vimos pasar por el Arco de Santa María con la cruz en alto, a lo legionario en Semana Santa, con el Jesucristo fake encima. Yo deseé que se cayera y se acabara así su fiesta, pero como no soy especialmente devoto, nadie escuchó mi plegaria. O a lo mejor sí lo hizo, pero se contuvo.

@VladimirConV