Hace ahora un año, las librerías se preparaban para afrontar una prometedora campaña de venta de libros de texto para el curso que acaba de terminar, como así se confirmó después. Los motivos estaban claros y estos pasaban por una renovación masiva de este material en los colegios e institutos debido a la generalización de la aplicación de la nueva ley educativa (Lomloe), unido a años de parón en los cambios que se agudizaron tras la pandemia. La situación actual nada tiene que ver con la anterior, aunque es pronto para confirmarlo, si bien el sector ya cuenta con una caída de las ventas que sitúa en al menos un 30% respecto al año pasado.
«Es lo que toca», admite el vicepresidente de la Asociación de Libreros, Víctor Adot, en referencia a unas previsiones que incluyen el mantenimiento de aquellos libros o recursos educativos fungibles, principalmente en la etapa de Infantil y el primer ciclo de Primaria, pero no los lotes completos que se reservaban la anterior temporada con seis o siete libros cada uno en niveles superiores como Secundaria o Bachillerato, teniendo en cuenta que la subida de los precios rondó los dos y tres euros por ejemplar, algo que prevé que no se repetirá esta próxima campaña.
Los pedidos que se preveían nada tienen que ver con los se esperan para el próximo curso, donde prevalecerá la compra de volúmenes sueltos, la segunda mano y el programa Releo, iniciativa de la Junta que cada vez beneficia a más familias para que dispongan de forma gratuita de este material. Adot ve con buenos ojos esa reutilización, al igual que valora de forma positiva el funcionamiento del plan del Gobierno regional, si bien no considera «razonable» y califica de excesivo el tiempo que ha transcurrido para esa ya vivida renovación. «En algunos centros han pasado más de 6 años, con casos en los que los ejemplares se encontraban ya agotados o, incluso, descatalogados», manifiesta. Cabe recordar en este punto, que la normativa de la Junta establece con carácter general que los libros de texto no podrán ser sustituidos por otros durante un mínimo de cuatro cursos, salvo situaciones excepcionales que deberá autorizar la Dirección Provincial de Educación.
Adot traslada una percepción generalizada en el gremio que confirman desde la librería Margof al coincidir en ese mínimo porcentaje de caída de ventas que manejan. Una situación esperada y que asumen, no así la venta de libros por parte de los colegios concertados y con la que «no podemos competir», subraya Álvaro Gozalo, responsable de este material, a diferencia de lo que ocurre con plataformas como Amazon, «porque nosotros ofrecemos precios similares», mientras que los primeros «consiguen descuentos con las editoriales que no podemos asumir».