La reciente salida del grupo municipal popular de la concejala Virginia Martínez supone un cambio en la composición del Ayuntamiento que deja dudas acerca de la nueva situación del Consistorio. Martínez explica cuál será su papel a partir de ahora y desde qué perspectiva se plantea trabajar.
¿Cómo ha recibido su salida del grupo municipal del PP?
Sigo con mi día a día, con mis obligaciones y con mi trabajo. Si no he hablado antes, ha sido porque me encuentro desbordada y no he visto el momento de hacerlo. No puedo anteponer el hecho de que tenga que defenderme de ataques y de mentiras a mis responsabilidades laborales e institucionales.
¿Seguirá en el Ayuntamiento después de la expulsión del grupo municipal?
Ahora mismo, tengo la obligación de continuar con mi desempeño como concejala. No puedo vulnerar la confianza que han depositado en nosotros, tenemos que trabajar por y para los ciudadanos.
La política, y más la política municipal, es una cuestión de vocación, y yo entré al Partido Popular con plena conciencia de la alta exigencia que supone. Debo seguir con este compromiso.
¿Eso quiere decir que seguirá alineada con las decisiones que tome el grupo popular?
Yo siempre sigo la línea que me marca el PP. Tengo claro que soy del Partido Popular. Ningún otro grupo político se ha puesto en contacto conmigo, no tengo intención de faltar a mi compromiso.
La portavoz del PP la ha acusado de usar las instituciones a las que representa para su proyecto personal, ¿sabe a qué se refiere con ello?
No se puede acusar de utilizar las instituciones a alguien que demuestra compromiso y obtiene resultados, y menos, con palabras vacías. No aspiro a ningún puesto o a ningún cargo político, en el que no pueda sumar o en el que no pueda desempeñar una función acorde a mis conocimientos y a mi formación.
Creo que esto tiene que ver con la situación del partido en Aranda. Habían caído los votos en estas últimas legislaturas, lideradas por Raquel González, y por su mano derecha, que es Cristina Valderas. Esto evidencia que el PP a nivel comarcal necesita un relevo y un cambio. Tal vez, puedan pensar que yo represento ese cambio y creo que ese es el motivo por el que quieren, sin ningún tipo de argumento o de prueba, apartarme.
No aspiro a ningún puesto ni cargo político si no puedo aportar en él algo de valor»
Cuando ocupó el número dos en las listas del PP municipal, ¿barajaba la posibilidad de convertirse en alcaldesa en el futuro?
Mi objetivo siempre ha sido, y seguirá siendo, representar a los que han depositado en el partido su voto. Quiero trabajar de forma dedicada para el ciudadano y es en lo único que pensaba cuando decidí dar el paso hacia la política.
¿Considera que la duplicidad de cargos puede ser un problema para su desempeño?
En mayo de 2023, cuando me convertí en concejala del Ayuntamiento, se convocó una asamblea en la Arandina en la que puse mi cargo a disposición de la Asamblea General. Los socios, como así lo permitían los estatutos, ratificaron por unanimidad que mantuviera la representación institucional y no la representación legal. Y ese camino se siguió.
Por otro lado, mis compañeros del grupo municipal popular nunca me han insinuado la posibilidad de abandonar el club deportivo para dedicarme solo al Ayuntamiento.
¿Existe una relación fluida con los miembros del PP arandino?
Yo siempre he tenido una relación natural dentro del grupo. He sentido, además, que estaba en un entorno seguro y que he tenido el apoyo de los compañeros los militantes y los simpatizantes del partido.
Por mi parte, siempre estoy dispuesta a dialogar y a debatir. Y aunque puedan surgir enfrentamientos de posturas, siempre deben ir respaldadas de argumentos.
¿Se ha perdido la confianza entre ambas partes?
La confianza es algo que no se puede tener con todas las personas de forma inmediata, y menos aún, cuando hay prejuicios. A partir del trabajo es cuando se puede demostrar esa confianza y, especialmente, en los momentos difíciles y de necesidad.
He demostrado, con los hechos y mi compromiso, que estoy dispuesta a seguir esforzándome, y eso debería pesar más que cualquier percepción o cualquier prejuicio. Lo que está claro, es que la confianza debe ser recíproca y basarse en el respeto y en la voluntad de trabajar juntos para el fin común.