El Santuario de Santa Casilda atrae a cientos de peregrinos durante todo el año en busca de ‘intercesión milagrosa’ para sanar enfermedades y en asuntos de fecundidad para ‘elegir’ el sexo del bebé. Se dice que las parejas que lanzan una teja al Pozo Blanco tienen niña y las que tiran lanzan una piedra, tienen niño. La devoción por Santa Casilda ha perdurado de generación en generación entre las gentes de la comarca burebana y todavía son muchos los que confían en sus ‘poderes’. El santuario es un foco de fe. Sobre la figura de Santa Casilda, se sabe según la tradición que fue hija del rey toledano Al Mamún. La fecha de su nacimiento es un dato oscuro si bien algunos indicios hacen pensar que se produjo en torno al año 1043.
De la joven mora, se cuenta que no siendo curada por los médicos de su entorno, de un flujo de sangre, tuvo un extraño sueño que le sugería acudir a los lagos de San Vicente para su curación. Casilda, siguiendo la consigna, se trasladó hasta el término de Buezo donde tras sumergirse en las aguas de sus pozos sanó de su enfermedad. Tras su bautizo y conversión al cristianismo, la infanta tomó la decisión de quedarse a vivir en este paraje. Escogió una cueva para morar en absoluta soledad, al igual que lo hacían muchos otros en la Castilla de aquella época. Casilda, después de fallecer, permaneció en el anonimato hasta bien entrado el siglo XV. La cadena de milagros ocurridos tras su muerte explica, según algunos estudiosos, el resurgimiento de esta Santa y la devoción que sienten los briviescanos y burebanos. Algunos de estos milagros estaban relacionados con caídas por barrancos sin consecuencias, con curaciones de personas desahuciadas y otros.
la gruta. La gruta de Santa Casilda ha tenido diversas ubicaciones dentro de la iglesia. Antiguamente, se hallaba en la nave izquierda, claro ejemplo de la transición del románico al gótico. En el año 1520, los restos fueron trasladados a la cabecera de la iglesia, dejando únicamente la tapa del sarcófago pues se consideraba inadecuado que la patrona de la iglesia se encontrara a los pies de la misma.
Dos siglos más tarde, los restos de la Santa se colocaron en la nave central, lugar en el que se encuentran actualmente. El milagro más conocido atribuido a la patrona de Briviesca, Santa Casilda es el de la conversión del pan en rosas. Las fuentes escritas relatan que Al-Mamún, padre de Casilda, tenía en las mazmorras de su alcázar cautivos cristianos. Su alimentación era escasa y mala. Casilda, con el pretexto de coger flores en el jardín hacía una escapada para hablar con los cristianos y llevarles pan. El padre decidió espiar sus andanzas y en una de sus visitas, le preguntó qué escondía en el regazo. Ella respondió «rosas». Al-Mamún quiso cerciorarse y encontró flores en lugar de pan. Este episodio aparece reflejado en varias pinturas de la ermita.