Economista y experta en comercio internacional, a sus 27 años reivindica el papel de los jóvenes en la sociedad civil y, en su caso, ha decidido ejercerlo a través de la Plataforma Ego Non (Yo no) para contrarrestar los movimientos de exaltación y homenaje en espacios públicos a quienes formaron parte de la banda terrorista ETA. «Seguiré dando testimonio de lo que pasó en este país durante casi 50 años», aseguró ayer Claudia Múgica, nieta de Fernando Múgica, histórico dirigente socialista en el País Vasco asesinado por la banda en febrero de 1996 cuando salía de su despacho como abogado.
Sus palabras se escucharon ayer en el Aula Romeros de la Facultad de Derecho dentro del ciclo de conferencia de la Cátedra Monarquía Parlamentaria, dirigida por el también socialista Juan José Laborda, quien fue amigo de su abuelo. Narró en primera persona la historia de su familia a la vez que explicaba uno de los episodios más dramáticos de España sobre el que, según afirmó, «la gente joven no sabe mucho, por no decir que en muchos casos no sabe nada». En este sentido, sostuvo que la explicación a este desconocimiento tiene que ver con el hecho de que la banda terrorista «no se está explicando en el ámbito educativo». «Con un párrafo en los libros de Historia es muy difícil profundizar en algo que duró prácticamente medio siglo», enfatizó, no sin antes añadir a este argumento un segundo: «Ha habido un blanqueamiento desde las instituciones, así como de su entorno, que para mí es Bildu».
Múgica se mostró muy crítica con la formación dirigida por Arnaldo Otegi, rechazando en este punto sea considerado como «un hombre de paz. «Tienes a uno de los partidos mayoritarios sentándose a la mesa con ellos y dándoles la mano como si fuesen colegas, iguales y demócratas de pleno derecho, cuando están ahí por una triquiñuela», manifestó, al tiempo que denunció «que personas con delitos de sangre se presenten a las elecciones del País Vasco».
San Mamés. A pesar de su juventud, Múgica tiene claro su objetivo de «combatir ideas violentas y que fomentan el odio, y que llevadas a su último término acaban en el cementerio», y lo hace desde la Plataforma Ego Non, formada por ciudadanos vascos y navarros. En este punto, recordó que una de los últimos actos en censurar fue el homenaje que realizó el Athletic Club de Bilbao en San Mamés al alpinista Martín Zabaleta, conocido por colocar la bandera de ETA en la cima del Everest en el año 1980, consiguiendo con la realización de distintas acciones que este no fuera retransmitido por televisión.
Como «exiliada» del País Vasco a Madrid, a donde se trasladó su familia tras el asesinato de su abuelo, transmitió a los estudiantes de Derecho de la Universidad de Burgos presentes en la charla la importancia de que la juventud alce su voz en cualquier ámbito. «No permanezcamos impasibles ante lo que pasa por delante de nuestros ojos porque luego hay gente que sí que se moviliza, que tiene las cosas muy claras y que va ganando terreno», subrayó para después añadir que, de ser así, «resulta más difícil contrarrestarles, la reacción del resto se limita y nos pueden privar de ciertos derechos».