El reloj se ha parado desde el lunes para la Asociación de Floristas y Jardineros de Burgos (Flojabur), así como para sus compañeros procedentes de escuelas de toda España y los voluntarios que colaboran en la organización de la cita más vistosa que se celebra en la ciudad. Ese día procedieron al almacenaje del material, así como a la distribución de los equipos por las distintas localizaciones que se visten de primavera hasta el domingo. En esta ocasión, todo llegó a su debido tiempo y a las ocho de la mañana del martes arrancaban los montajes de la undécima edición de la Fiesta de las Flores.
Jornadas frenéticas que permitieron culminar ayer las decoraciones urbanas para dedicar la jornada de hoy a los últimos detalles y retoques, así como a la instalación del mercado floral en los Cuatro Reyes del paseo del Espolón, una ubicación que se convierte de nuevo en el epicentro de la muestra debido a la acogida de público que tuvo el año pasado. El arbolado, el templete, el paseo Marceliano Santa María, la fuente del cisne y el niño o los estanques son objeto de una ornamentación que se inspira en el mundo de la pintura, la temática que guía la cita de este ejercicio, incluyendo de nuevo la colocación de esas grandes letras de la palabra Burgos que acaparan la atención de todas las miradas y fotografías.
Lucen ahora en colores rojos, amarillos o naranjas, rememorando así la paleta cromática que utilizaba el pintor burgalés Ignacio del Río, que comparte 'cartel' con nombres como Velázquez, Picasso, Dalí, Monet, Soroya, Frida Kahlo o María Luis de la Riva, protagonistas de otros montajes repartidos por el centro.
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