Desconchones, humedades, tejas que vuelan, contrafuertes abombados, un campanario a punto de caerse y al que nadie excepto el alcalde se atreve a subir... las patologías que presenta la iglesia de San Esteban Protomártir de Villambistia son de todos los colores y para todos los gustos.
Así lo reconoce Benito Puras, regidor de esta localidad entre Villafranca Montes de Oca y Belorado, que llevaba «ni se sabe los años» exigiendo un arreglo urgente y en profundidad del templo. Tal ha sido la espera y el deterioro del mismo que hace un tiempo tuvieron que colocar un cartel y una baliza para avisar de posibles desprendimientos y evitar que algún que otro peregrino despistado se abriera la cabeza a los pies de la torre.
El inmueble, ubicado al mismísimo pie del Camino de Santiago, recibirá por fin el año que viene de una ansiada rehabilitación. «El deterioro es abismal», lamenta Puras, que si bien destaca de la inversión de cerca de 115.000 euros que se pondrá sobre la mesa para atender al templo, reconoce que no ayudará a mejorar «ni una cuarta parte de lo que hace falta». El proyecto acaba de salir a concurso con un plazo de ejecución de apenas 3 meses. Las ofertas se pueden presentar hasta el próximo lunes 4 de noviembre. La ayuda económica para desarrollar los trabajos viene derivada de la XXVII convocatoria de las subvenciones para la restauración de iglesias que otorga la Diputación.
El proyecto elaborado por un arquitecto advierte de los peligros que presenta el inmueble parroquial actualmente. Los más espectaculares, tal y como recoge el documento y como el propio alcalde asegura, son los contrafuertes de la cara norte. Estos se encuentran completamente destrozados, con multitud de desprendimientos, grietas y fisuras verticales que amenazan con echar abajo el muro de un momento a otro si no se refuerzan de inmediato. También destaca la presencia de goteras en el interior del templo, así como el desplazamiento casi continuo de tejas en la cubierta. Los aleros también están muy deteriorados.
En servicio. A pesar del dantesco panorama que presenta, Puras admite que la iglesia no se ha cerrado al culto. La nave central en la que se disponen los bancos está en un estado óptimo de conservación, mientras que es uno de sus extremos el que se encuentra más castigado. De este modo, hasta la fecha no han tenido que recurrir a otras ubicaciones para oficiar las ceremonias religiosas. «Esperemos poder manteniendo las misas muchos años más», sentencia Puras.