El Jubileo de la esperanza

J. Villahizán (SPC)
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Millones de católicos llenarán este 2025 Roma para conmemorar un Año Santo en el que el Papa Francisco ha depositado todas sus energías con el fin de intentar construir un mundo más solidario a través de la misericordia, la fe y la solidaridad

La Plaza de San Pedro del Vaticano, con capacidad para 150.000 personas, será uno de los centros neurálgicos donde se celebrarán las principales celebraciones litúrgicas. / FABIO FRUSTACI (efe) - Foto: Fabio Frustaci (EFE)

El pasado día de Nochebuena, el Papa Francisco inauguró oficialmente, con la apertura de la Puerta de la Basílica de San Pedro, uno de los períodos santos más relevantes de la Iglesia Católica, el Jubileo de 2025. Un evento religioso que se celebra cada 25 años y que supone un tiempo extraordinario de gracia y misericordia llamado a culminar con la indulgencia plenaria y el perdón de los pecados, así como con la conversión de todos los peregrinos que se acerquen a Roma a hacer penitencia. Además, el Vaticano espera demostrar con la llegada de más de 30 millones de asistentes a la ciudad eterna la influencia de la Iglesia en el tablero religioso del mundo, con más de 1.500 millones de creyentes repartidos por todos los confines del planeta.

En este sentido, el Santo Padre hizo un llamamiento a todo el pueblo de Dios a participar en algunos de los grandes eventos espirituales de este Año Santo en Roma, como la celebración de las Eucaristías, los jubileos sectoriales o los actos orientados a los jóvenes o a los enfermos, entre otros. En todos ellos, el Pontífice estará presente con el objeto de reforzar la fe y el compromiso con Jesucristo. Él mismo confesó hace unos días que «será un empeño duro», pero que no tiene intención de echarse para atrás a pesar de sus achaques propios de la edad.

Si uno se remonta al pasado, el primer Jubileo ordinario de la Historia tuvo lugar en 1300 con el Papa Bonifacio VIII, quien anunció el inicio de los Años Santos con la intención de promover un movimiento de perdón contra la violencia que dominaba la época. 

Siete siglos después, la esperanza es el gran pilar espiritual y piadoso sobre el que se sustenta el Jubileo 2025, como anunció Francisco en la bula de convocación del Año Santo, Spes non confundit, en donde proclama abiertamente que «la esperanza constituye el mensaje central, pues vivimos en un mundo con muchas personas desanimadas, que miran al futuro con escepticismo y pesimismo, como si nada pudiera ofrecerles felicidad». El sucesor de Pedro está convencido de que «en realidad, necesitamos recuperar la alegría de vivir, porque el ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios, no puede conformarse con sobrevivir o subsistir  mediocremente».

En la misma línea se mostró en la homilía de la misa de la noche de la vigilia de Navidad, allí Francisco anunció que espera que este Jubileo sea un año de «esperanza para nuestra madre Tierra, desfigurada por la lógica del beneficio; esperanza para los países más pobres, abrumados por deudas injustas; y esperanza para todos aquellos que son prisioneros de viejas y nuevas esclavitudes».

Pero además y para este año, el Pontífice también ha puesto penitencia a los gobernantes, a los que pidió que condenen o reduzcan la deuda de los países más pobres y eliminen la pena de muerte.

En este mundo de guerras, conflictos, dolor y odio, el Santo Padre se pregunta «si es demasiado soñar que las armas callen y dejen de causar destrucción y muerte».

Pero no solo con la peregrinación a Roma se conseguirá la indulgencia plenaria. Con el tiempo se han añadido otros signos, como son las Puertas Santas, las de este año son la de la Basílica de San Pedro, San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y San Pablo Extramuros, además de la extraordinaria de la Capilla del Padre Nuestro en la prisión romana de Rebibbia. A las que se unen las formas clásicas de ganar el perdón, como acudir a la confesión, comulgar, rezar por las intenciones del Papa y realizar obras de misericordia y caridad.

Grandes eventos

Además de las centenares de iniciativas organizadas para este Año Santo por miles de iglesias, parroquias y comunidades, la Santa Sede ha previsto 26 grandes acontecimientos en los que estará presente el Papa celebrando la misa, como el Jubileo de los enfermos y el mundo de la salud (5-6 de abril de 2025); el Jubileo de los Trabajadores (1-4 de mayo de 2025); el de las Cofradías (16-18 de mayo de 2025) o el Jubileo del Deporte (14 y 15 de junio de 2025).

Aunque los más multitudinarios serán el de los adolescentes el 27 de abril, con la canonización del denominado santo de Internet, Carlos Acutis -conocido como el influencer de Dios-, y el de los jóvenes, del 28 de julio al 3 de agosto, cuando se darán cita en la explanada de Tor Vergata un millón de chicos y chicas.

Y por primera vez en la historia de la Iglesia, en la agenda del Año Santo habrá una peregrinación de una asociación que se ocupa del colectivo LGTBQ+, que también se ganarán el Jubileo pasando por la Puerta Santa el 6 de septiembre. 

En todos los actos programados el Pontífice mostrará su predisposición hacia la indulgencia y así se lo hizo saber a los sacerdotes de todo el mundo, cuya misión para este 2025 es la de «ofrecer los medios de la salvación», pues el perdón «no cambia el pasado», pero «puede permitir que cambie el futuro».