El San Pablo ha realizado esta mañana su único entrenamiento de los últimos diez días minutos antes de iniciar el viaje hasta Riga, donde llegarán esta noche y deben jugar mañana (18,00 horas) en partido de la Basketball Champions League. El equipo burgalés, afectado por un brote de COVID, solo dispondrá de siete jugadores de la primera plantilla para este choque ya que en tierra se quedan Horton, Kravic, Benité, Salvó y Cook. La obligación de jugar este encuentro pese a los intentos de aplazarlo no ha sentado bien a Joan Peñarroya, que reconoce que le cuesta entender esta situación.

«Hoy ha sido el primer entrenamiento desde el día 12 y salimos de viaje hacia Riga. Es una situación extraña, es la segunda vez que nos pasa en la temporada y es evidente de ánimo hemos pasado unos días regulares. También es cierto  que nos vuelve a pasar algo que se hace difícil de entender. Siendo conscientes de los esfuerzos enormes que están haciendo todas las ligas, en este caso la Champions, se nos hace muy extraño que después de diez días parados, haciendo solo un entrenamiento y con siete jugadores profesionales disponibles tengamos que jugar un partido. Es difícil de comprender para un equipo que  lleva mucho demostrado esta temporada y que encima es el vigente campeón de la Champions, que defendió a las Champions en la Intercontinental y que va a jugar  un partido de mucha trascendencia en unas situaciones difíciles de entender", ha asegurado Peñarroya.

"Pero es lo que hay, vamos a ir a jugar, intentar hacer un bhuen partido  y conseguir la victoria. A partir de ahí somos conscientes de que nos vienen unas semanas complicadas, con muchísimos partidos, muy pocos jugadores y muy pocos entrenamientos. Ahora estamos pendientes de la salud tanto de los que están en casa con COVID como de los que están entrenando. Tenemos que tomar todas las precauciones para que este periodo de inactividad y volver a jugar tan pronto no nos de consecuencias más graves», ha concluido.