Pacientes del consultorio de Villatoro, dependiente del centro de salud Burgos Rural Norte, se han quejado en numerosas ocasiones de las malas condiciones de los accesos al local de uso asistencial, que cede el Ayuntamiento. Pero la lluvia de este invierno ha rebasado también el límite de su paciencia y exigen que se dé alguna solución al problema, aun siendo conscientes de que no es fácil: o caminan por la única acera de propiedad pública -asfaltada y tan estrecha que algunas sillas de ruedas pueden tener problemas- o esquivan como pueden los socavones y charcos del terreno en el que se ubica la puerta del local, que es de propiedad privada. «En realidad, el Ayuntamiento no puede destinar fondos para echar grava en ese solar, porque no es de su propiedad», explicaba ayer el presidente de la Asociación de Vecinos, Javier Rodríguez.
Así que los pacientes de este consultorio, con más de 1.000 tarjetas y atención diaria, han de componérselas para, en meses como este marzo, ir a la consulta del médico y/o a la de enfermería sin llenarse de barro hasta las rodillas. El portavoz vecinal explica que «en su día nos dejaron grava y con la pala de un tractor del pueblo la extendimos y quitamos bastante desnivel, pero, aun así, hay muchísimo».
Así que los pacientes se quejan cuando entran al consultorio, pero la realidad es que Sacyl poco puede hacer en ese sentido. Este periódico, de hecho, ha preguntado en varias ocasiones en este último mes si la Gerencia de Atención Primaria ha pedido al Ayuntamiento que intervenga, pero no ha obtenido respuesta. En todo caso, la competencia no es de la Consejería de Sanidad, sino que la urbanización de las calles del barrio de Villatoro sería una competencia municipal. Con la traba, en este caso, de que la puerta del consultorio está en un terreno privado «y urbanizable».
La opción de buscar otro local del Ayuntamiento para utilizarlo como consultorio tampoco es viable, porque no hay espacios que reúnan las características necesarias para la prestación de la asistencia sanitaria. Se ubicó en la planta baja del Centro Cultural, pero mientras que quienes acuden a las actividades de ocio entran por la parte delantera, al consultorio se accede por la trasera. Y, a la vista de las imágenes de cualquier semana con lluvias fuertes, entre barro.
Rodríguez explica que, ahora que va a empezar la obra de colocación del ascensor en el centro cultural, aprovecharán para plantear de nuevo la cuestión en el Ayuntamiento y confían en que se pueda hacer algo. Y, si no es así, ellos mismos preguntarán si pueden aprovechar restos de escombro para, al menos, tapar los socavones y evitar que los pacientes de más edad se tropiecen y acaben teniendo que ir al médico por un motivo distinto al inicial.