Tuvieron que pasar ocho años para que la Policía Nacional detuviese en Burgos al que consideraban autor de un intento de sabotaje de la antena de Radio Televisión Española en el Alto de San Bartolomé durante la huelga general del 29 de marzo de 2012. Y fue gracias al cotejo de unas huellas dactilares encontradas en una caja de pastillas de ignición en una mochila que portaba cuatro cócteles molotov. Una prueba que, para la Fiscalía, es suficiente para acusar a J.A.G.R., que entonces estudiaba comunicación audiovisual en la UBU y pertenecía al movimiento estudiantil, de un delito de tenencia ilícita de explosivos y otro de daños en grado de tentativa, y solicitar una pena total de seis años de prisión. Este hombre se sentó ayer en el banquillo de la Audiencia Provincial.
La tesis del Ministerio Público, que sustentó en base a las pruebas practicadas durante el juicio, es que el acusado fue aquella madrugada al Alto de San Bartolomé, en el Monte de la Abadesa, para colocar cuatro cócteles molotov dispuestos en botellines de cerveza. Sin embargo, una patrulla de la Guardia Civil le sorprendió cuando estaba a punto de colocarlos tras haber perforado la valla perimetral y otra alambrada de la ventana. En ese momento, huyó a la carrera sin que pudieran detenerle.
Los agentes de la Benemérita que actuaron aquella noche, relataron durante su testifical que se encontraban en un turno nocturno por la circunvalación cuando observaron una linterna en la mencionada antena. Al llegar, un hombre vestido de negro y de complexión atlética se dio a la fuga. En el lugar había una mochila de la marca alcohólica Ballantines en la que había cuatro botellines de cerveza llenos de un líquido amarillento y trapos colocados a modo de mecha. Además, encontraron unas pastillas de encendido rápido especiales para barbacoas. Al ver que la valla estaba cortada, entendieron que el autor pretendía llevar a cabo un sabotaje en la antena de RTVE (...).
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