Mucho ojo con las gangas que se ofertan en internet, sobre todo cuando no aparecen en webs oficiales, sino que se trata de meros anuncios en redes sociales, como Facebook. A una burgalesa le llamó la atención un mensaje en el que un particular vendía un Audi Q7 «en perfecto estado». Contactó con el propietario y concertó una cita con él, a la que acudió con su marido. Allí, la pareja pudo comprobar que el cuentakilómetros marcaba 173.000 kilómetros, una cifra que dieron por buena. De manera que cerraron el trato y fijaron el precio en 8.500 euros, de los que adelantaron ese mismo día 400. En ese mismo momento el dueño les entregó una fotocopia de la documentación del vehículo en la que el dato de la distancia recorrida por el coche aparecía tachada. Y tres días más tarde le daban el dinero que les restaba.
Solo tres jornadas más tarde, el automóvil empezaba a dar problemas. No arrancaba, por lo que la compradora llamó al anterior dueño, quien llevó el coche a un taller. Pero no duró mucho allí porque la mujer lo sacó para trasladarlo a un concesionario oficial de Audi, donde tardaron más de tres meses en encontrar la avería (...).
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