Ha habido varios intentos por parte del Rectorado para poner fin a una situación que convertía a la Universidad de Burgos en la excepción de al menos los campus públicos de Castilla y León, pero no ha sido hasta este año cuando se ha podido llevar a efecto. La cuestión tiene que ver con el calendario académico, que la institución aprueba de forma provisional hasta conocer el escolar de la Junta que afecta al alumnado de enseñanzas no universitarias para intentar que coincidan lo máximo posible, sobre todo en periodos vacacionales como Semana Santa o Navidad.
Hasta aquí, el proceder no difiere al de otras academias, salvo en lo que afecta a los dos días asociados a la celebración de los carnavales (lunes y martes), marcados tradicionalmente como 'no lectivos' en la agenda de la UBU pero que desaparecerán como tal el próximo curso. El detonante para recuperar esa intención inicial de supresión viene dando por la implantación a partir de septiembre del grado interuniversitario de Ciencias Gastronómicas, que se impartirá de forma conjunta con León y Valladolid, tal y como confirma la vicerrectora de Docencia y EnseñanzaDigital, Begoña Prieto.
«Tenemos que tener los mismos días lectivos», subraya Prieto a la hora de justificar una decisión que primero fue aprobada por los miembros de la Comisión de Docencia y después por el Consejo de Gobierno celebrado en febrero. En aquella reunión no hubo ninguna voz en contra, aprobándose un calendario académico para el próximo curso que ya excluía esas jornadas bajo la argumentación de que «en todas las universidades de la región son días lectivos». Sin embargo, la cuestión salió a la palestra en la sesión del mismo órgano que tuvo lugar el pasado 21 de mayo.
A la misma se llevó una modificación de dicho calendario pero para que coincidiera con el escolar de la Junta en Semana Santa acordado de forma definitiva, con vacaciones desde el sábado 12 de abril hasta el 23 del mismo mes, festivo en Castilla y León. Y fue en este punto cuando saltó el debate de los carnavales por parte de los representantes de los trabajadores de la institución académica burgalesa, según distintas fuentes consultadas por este periódico.
Tanto el Comité de Empresa como la Junta de Personal solicitaron que se revisaran esas jornadas argumentando que se trataba de una «tradición» de la Universidad de Burgos que facilitaba la conciliación de la vida laboral y familiar. Pese a que ya estaba aprobado el cambio desde febrero, volvió a someterse a votación por parte de los miembros del Consejo de Gobierno, con un apoyo abrumador del que dejaron constancia los 19 votos a favor de que fueran días no lectivos con docencia frente a tres abstenciones y dos en contra.