Entre la velocidad y la conducción temeraria

I.E. / Burgos
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Para multar por carreras ilegales la Policía Local ha de probar que se cometen delitos o infracciones de seguridad vial

La Policía Local controla coches en Villalonquéjar. - Foto: Alberto Rodrigo

Las carreras por la ciudad -da igual la zona- son consideradas ilegales por cuanto sus participantes contravienen una o varias normas de la ley de tráfico: superan la velocidad permitida, conducen temerariamente o incluso realizan modificaciones en sus coches que no están permitidas. En los últimos años la Policía Local ha perseguido con ahínco estas prácticas, ya que en sus inicios estaban enmarcadas en grandes quedadas que tenían lugar en San Amaro, tras lo cual algunos de los vehículos se trasladaban a Villalonquéjar, cuyas calles utilizaban como pista de carreras.

Sin embargo, esos piques, en ocasiones, se han extendido a otras partes de la ciudad, bien en los desplazamientos que tenían lugar hasta los lugares en que se organizaban las citas o bien porque los amantes de la velocidad trataban de esquivar la vigilancia de la Policía Local. ¿Lo que ocurrió ese domingo puede ser considerado carrera ilegal? Pues desde la Unidad de Reconstrucción de Accidentes explican que dicha expresión no está tipificada ni como delito ni como infracción administrativa, pero si los coches van a más velocidad de la permitida y de manera temeraria, «dicha acción es punible, más si hay víctimas de por medio».

Las carreras ilegales, eso sí, van cambiando de ubicación. Ya lo publicaba el pasado domingo este periódico. El aparcamiento de San Amaro fue hasta hace bien poquito el punto de encuentro de vehículos que hacían de la ciudad un circuito de carreras ilegales. De este lugar se desplazaban hacia Villalonquéjar y se 'picaban' a altas horas de la madrugada. Unas conductas que habían causado más de un susto para el resto de usuarios de la vía. La Policía Local se puso muy seria al respecto y asestó varios golpes a los conductores que las protagonizaban. La presión del cuerpo municipal dio sus frutos y poco a poco estas conductas quedaron prácticamente erradicadas. El problema es que, desde hace ya unos meses, se han desplazado al alfoz. Más concretamente al alto de La Varga. La Guardia Civil ya está investigándolo.