Un año y medio después de que cuerpo de Bomberos precintara la casa ubicada en el número 65 de la calle Francisco Salinas por el riesgo de hundimiento del tejado, el inmueble ha vuelto a ser okupado por al menos dos familias, al parecer una de ellas con un menor a su cargo. Los nuevos moradores quitaron las vallas y los precintos y entraron en su interior, que presenta un estado ruinoso producto de años de abandono y anteriores okupaciones. 

Durante la mañana de ayer acudieron al lugar varias patrullas de la Policía Local y también los Bomberos para comprobar la situación y alertar a los habitantes del mal estado del edificio. Según confirmó el concejal de Seguridad Ciudadana y Licencias, Ignacio Niño, existe un informe de la sección de Licencias sobre la ruina de la casa pero no sería suficiente para poder desalojar a las familias. El edil contactó con su compañera de Servicios Sociales, Andrea Ballesteros, para intentar encontrar un alojamiento a las familias aunque para ello debe iniciarse un procedimiento administrativo siempre que haya un menor. 

Ballesteros subrayó que ya se ha dado traslado de la situación a la trabajadora social del ceas correspondiente para que realice una valoración. Una vez que esté redactado ese informe, se trasladará a la dirección territorial de Servicios Sociales de la Junta para que adopte una decisión. 

Al parecer las familias llevan varios días en el edificio, dado que habían conectado al tendido eléctrico una nevera. El Ayuntamiento teme que se pueda producir un accidente debido al mal estado de la estructura del edificio.

La vivienda se encuentra frente al hospital de Fuente Bermeja. Se trata de una antigua casa unifamiliar abandonada perteneciente a un nuevo sector urbanístico que nunca se acabó de desarrollar como consecuencia de la crisis (Unidad de Actuación 28.02 entre Fuente Bermeja y San Pedro de la Fuente). Tiene un jardín trasero que acumula toneladas de basura.

Durante un tiempo sirvió de alojamiento a alrededor de una veintena de familias, la mayoría de origen búlgaro. También vivió durante más de tres años una mujer española a la que la Policía tenía identificada. Finalmente, los Bomberos lograron precintar la casa okupa en diciembre de 2021 y desde ese momento, en el que no había nadie vivienda, no se han visto nuevos moradores hasta hace unos días. 

Cabe recordar que ya en 2013 la acumulación de basura, malos olores y la presencia de ratas motivó que los vecinos de edificios cercanos trasladaran las quejas al Ayuntamiento para que instaran al propietario, una junta de compensación que nunca se registró.