«Aunque no tuviera contrato, habría seguido en Aranda al 100%»

RODRIGO C. LEÓN / Aranda
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ENTREVISTA | Pau Guitart tomó el relevo de Luis de Vega el verano pasado, y tras un año en el que las palabras se quedan cortas para resumir el ascenso a Asobal, se sienta con DB para repasar las emociones vividas, el secreto del éxito y su futuro

Pau Guitart, portero del Villa de Aranda. - Foto: Valdivielso

El muro del Santiago Manguán tiene nombre y apellidos desde hace menos de un año. Pesadilla de rivales e ídolo indiscutible de la afición del Tubos Aranda. Héroe y voz de la experiencia en los buenos y malos momentos. Pau Guitart apostó por el proyecto de los amarillos con el objetivo de saborear la leyenda de jugar con una de las mejores hinchadas españolas. Nueve meses después, sus paradas han convertido a la capital ribereña en una de las 18 plazas que disfrutarán de Asobal.

Ha pasado casi una semana desde la hazaña. ¿Qué explicación se da a un éxito de tal magnitud?
Buena pregunta (entre risas). Primero tendría que hablar del gran ambiente que se ha generado en el vestidor, la confianza que nos ha dado Javi Márquez, el buen trato del club, el apoyo creciente de la afición... Son un cúmulo de pequeñas circunstancias que han hecho que las cosas fueran a mejor.

En ningún momento jugamos con el objetivo de llegar a algo en concreto. Cuando llegó Javi, nos marcamos el reto de disfrutar, reducir los goles en contra y salvar la categoría. Una vez lo conseguimos, recuerdo  la charla de ese lunes con el míster. Guardó silencio y nos nos dijo: '¿Ahora qué, nos lo creemos?'. Poco a poco nos lo hemos ido creyendo hasta que llegamos al momento mágico.

Qué privilegio es contar con una afición así. Vivir la pasión del balonmano no lo pueden contar todos los clubes.
Pocas ciudades en toda España tienen tan buena afición como Aranda. Es algo de lo que se puede presumir. En casa, en Mallorca, Ibiza, Alcobendas, Zamora, Oviedo... Allí volvió a parecer que jugábamos en Aranda. Muchos resultados los hemos conseguido por ellos. Te anima, te empuja, te hace jugar con uno más. Después del inicio tan duro que tuvimos, no había otro final que devolverles lo que se merecían.

Se puede resumir en un vals al mismo son en todos los aspectos. Plantilla, cuerpo técnico, directiva, afición...
Sí. Cuando llegó Javi nos marcamos pequeños objetivos y sin pensar nada descabellado. Los resultados fueron llegando y las cosas empezaron a salir. 

Como anécdota, Adri Hernando (compañero de portería), dos meses antes de acabar la temporada me llamó y me dijo que lo había soñado. Que íbamos a tener una final de fase de ascenso contra Burgos. Él venía a entrenar y ya estaba viviendo aquella final, ese tipo de historias te demuestra la pasión con la que se vive en este vestuario.  El destino quiso que las cosas fueran así. La comunión que se crea no se puede describir. 

Javi Márquez siempre insistía en una idea: disfrutar del camino. Y las gradas de El Plantío no mentían,
Nunca había vivido una situación así. No te diré que no hubiera nada de presión, pero más allá de eso, nosotros escuchábamos lo que el entrenador nos decía. Se nos transmitía que lo viviéramos y lo disfrutáramos. 

Pero era entrar al pabellón y veías mil personas, bengalas, la grada amarilla, el público apretando en las decisiones arbitrales, celebrando las acciones defensivas... Tengo la imagen de mirar el marcador cuando íbamos cinco abajo y  sólo escuchaba ánimos. Difícil de describir todo. Me lo llevaré para toda la vida.

Si había un sitio, una manera y un aura sobre cómo conseguir el ascenso sobre la pista, era así.
No sé si fue el azar o el destino, pero se ha dado así. Creo que el club y la afición se lo merecían. Cuando vine aquí en la temporada post-Covid, ya fue un sitio donde me encantó venir a jugar. Después de todo, haber podido jugar la fase allí y terminar ganando, creo que fue algo que tenía que pasar.

¿De quién se acordó tras el bocinazo final?
Segundos antes tenía a mi padre detrás de la portería, le miré y me entró todo el sentimiento. En cuanto sonó el bocinazo me acordé también de mi madre porque no pudo venir y ha vivido todas las circunstancias de esta temporada.

Pocos jugadores han caído tan de pie en Aranda como Pau Guitart. Incluso ya bautizado como arandino.
(Risas). Yo también me lo considero. Llegué aquí un poco nervioso y con la incertidumbre de saber qué pensaría la grada después de los primeros partidos. Poco a poco fui viendo que la afición siempre me animaba lo hiciera bien o lo hiciera mal y eso es algo que yo he llevado por dentro. Aranda me ha acogido como si fuera mi casa. La gente me ha abierto sus puertas y he terminado dentro de esta familia.

Con la temporada concluida, ¿por dónde pasa su futuro?
El verano pasado firmé dos años. Pero aunque no hubiera tenido dos años de contrato, habría seguido al 100%. Y confieso que Álex Berbel es uno de los culpables de ello. Nos conocemos desde pequeños y el año pasado me insistió en venir. Por cosas del destino le hice caso y me lo he pasado genial.

Un mensaje para esa afición que tanto cariño recíproco le ha hecho vivir.
Espero que se ilusionen para la temporada que viene. Es muy bonito jugar en Asobal y estoy seguro de que van a seguir estando a nuestro lado al igual que este año. Lo daremos todo por conseguir cosas bonitas juntos.