Contra la pureza de la 'raza'

ANGÉLICA GONZÁLEZ / Burgos
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Cristina Valdiosera dirige AdMexture, un proyecto de la UBU que analiza las bases biológicas, sociales y culturales del encuentro entre españoles e indígenas que se produjo del siglo XV al XIX en el México colonial. La UE lo financia con 2,5 millones

Cristina Valdiosera. - Foto: Patricia

Son tan sumamente exigentes las condiciones del Consejo Europeo de Investigación (ERC en sus siglas en inglés) para otorgar sus altísimas subvenciones, que existe en la Universidad de Burgos (UBU) una escuela específica de asesoramiento y entrenamiento para preparar el acceso a las mismas, integrada en la Oficina de Trasferencia del Conocimiento e Innovación (OTRI). Y es que el presupuesto que maneja la entidad europea es enorme: entre 2021 y 2027 va a repartir nada menos que 16.000 millones de euros a proyectos singulares que «ayuden a generar descubrimientos científicos y tecnológicos nuevos e impredecibles». Este año solo 14 lo han conseguido en España y al mando de uno de ellos, de nombre AdMexture y con un presupuesto de 2,5 millones de euros, está la investigadora de la UBU Cristina Valdiosera, experta en ADN antiguo, que se ha propuesto estudiar el mestizaje biológico que se produjo con la llegada de los españoles a México -que tiene como momento fundacional el encuentro de Hernán Cortés y Moctezuma de 1519- a partir de las desigualdades sociales que se produjeron y el impacto que estas tuvieron en la estructura de las mezclas. 

Nada más nuevo e impredecible, pues, que lo que se intuye que va a salir de este trabajo, que tiene una duración de 5 años y que parte del análisis y la secuenciación del genoma de restos de individuos de los siglos XV, XVI, XVII y XVIII. «El mestizaje se asume como algo muy simple: europeos e indígenas, y a partir de ahí nace una población homogénea que son los mestizos, pero esto conlleva muchos errores, no se trata de una población homogénea porque los indígenas no son 'una cosa' sino muchísimas etnias, una población muy diversa frente a la que se ha tenido una mirada muy simplista», explica Valdiosera, que se ha propuesto saber cómo se produjeron estas mezclas.

AdMexture es un juego de palabras entre el término científico que se utiliza para hablar de mestizaje, mixture, y México, país del que Valdiosera es oriunda pues, a pesar de haber nacido en Estados Unidos, donde sus padres, que eran investigadores, estaban puntualmente, se crio en el país azteca. «En mi campo del ADN antiguo estudiamos mucho las mezclas que ha habido en el pasado, cómo las poblaciones se mueven y se encuentran. Y lo que hemos visto desde el día primero de la Humanidad es que lo único que hay es mezcla tras mezcla, es decir, que todos somos descendientes de dos poblaciones distintas que se mezclaron y que, a su vez, eran descendientes de otras que también lo hicieron, por lo que, al final, todos somos mestizos, por lo que llama la atención la connotación negativa que siempre tiene el término».

Elena y Xavi, en un bar burgalés que sirve comida mexicana. Elena y Xavi, en un bar burgalés que sirve comida mexicana. - Foto: Luis López Araico

A lo largo de la historia los censos poblacionales se han hecho en México a través de la autoidentificación, es decir, de cómo se percibe cada persona, algo que es totalmente cultural y sin base biológica -en el último, que es de 2021, el 60% se consideraba mestizo, el 35%, indígena y el 5%, africano, origen del que se habla muy poco y cuya existencia este trabajo quiere poner en valor- y frente a esto, AdMexture va a ofrecer datos reales y objetivos. «Los censos se han realizado con archivos históricos en los que se te consideraba europeo si, por ejemplo, te habías convertido al catolicismo o hablabas español aunque biológicamente fueras indígena». Para ello se utilizará el ADN de un millar de individuos, algunos de los cuales ya se han analizado.

La paleopatología nos va a decir mucho del estatus social de un individuo"

«Queremos estudiar -añade- cómo fue esa unión desigual de millares de mujeres indígenas y unos cuantos conquistadores; desigual en cuanto al poder y tamaño de la población. Cuando los españoles llegaron a México no fue una pequeña tribu la que se encontraron sino un imperio con millones de personas y una potente organización política, económica y social. Esa mezcla no pudo haber sido tan fácil por la estructura que se encontraron, que era muy marcada y muy fuerte. Por eso decimos que es una visión simplista decir que esta mezcla tan desproporcionada da lugar a una población muy homogénea, que son los mestizos».

Una de las razones por las que AdMexture sedujo al severo jurado que decide las ayudas del ERC -severo porque, entre otras cosas, dan 4 minutos exactos a la persona investigadora para que resuma en este ínfimo tiempo y de forma atractiva lo que será su trabajo de los próximos años- es que incorpora tanto la ciencia como las humanidades porque, además de aclarar el censo poblacional, se va a intentar inferir la identidad y posición social y cultural en base a la paleopatología, una disciplina científica cada vez más en auge: «Si se detectan rastros de enfermedades que indican que el individuo tenía una mala salud eso ya nos va a decir algo de su estatus y calidad de vida. El estrés ocupacional también deja huella porque en los huesos quedan marcas si cargas mucho peso o si trabajas de cuclillas moliendo maíz o lavando ropa como hacían muchas mujeres». La salud bucodental también revela cuestiones que tienen que ver con el estatus social: «Podremos saber a través de los dientes si la dieta del individuo era a base de trigo (europea) o de maíz (mexicana) y será interesante conocer con qué rapidez los europeos trajeron sus costumbres alimenticias o qué comían los mestizos: por ejemplo, si se ve que en su genoma hay un 70% de indígena y un 30% de europeo, pero su dieta es europea puedo asumir que ese individuo también lo es; si la dieta es a base de maíz, sabremos que estaba en una familia mexicana y, por tanto, el estatus sería muy diferente».

En definitiva, se va a buscar la identidad, que no solo se construye con la genética, y con ello, en palabras de la investigadora principal, «el papel que ha jugado la desigualdad en la distribución de la diversidad biológica»: «El análisis detallado de restos humanos de esos diferentes momentos -entre 1519, cuando sucede el encuentro entre Hernán Cortés y Moctezuma, y finales del siglo XIX con la independencia de España-, y lugares nos permitirá reconstruir los recorridos y relaciones individuales y colectivas a través de continentes y grupos sociales y su relación con su alimentación, posición social, la economía y las enfermedades infecciosas y pandemias a las que se enfrentaron». 

Elena Benito y Xavi Sánchez | Burgalesa y mexicano, llevan 20 años juntos 

«Superamos las diferencias culturales con humor»

Él había llegado de Ciudad de México; ella, de Burgos. Se encontraron en Barcelona en un máster sobre educación y comunicación hace veinte años, en una noche de copas 'se acompañaron' al autobús y desde entonces, Elena Benito y Xavi Sánchez, ambos periodistas, no se han separado.

Después de vivir unos años allí y de estar separados durante la pandemia se han asentado en la ciudad, donde crían a su hijo y a su hija y donde aún les sorprenden algunas diferencias culturales, que superan sin mayores dificultades: «Intentamos siempre ponerle sentido del humor -dice ella, riendo a carcajadas- como cuando allí éramos pareja de hecho y en los papeles ponía 'concubinato'». La mezcla que se inició en el siglo XVI, pues, permanece viva en su casa, donde están muy orgullosos de que su amiga Cristina Valdiosera haya sido becada para investigar las circunstancias de aquellos intercambios biológicos y culturales.

Ambos aman el país del otro. Ella adora la comida, los colores y las celebraciones, especialmente el día de muertos... Él se ha hecho un fijo del vermú y le gusta ver crecer a sus hijos en una ciudad tan tranquila como Burgos.  Así que, a estas alturas, la máxima dificultad a la que aún se enfrentan en el día a día es la de la medición del tiempo. «Cuando Xavi dice ahorita... puede ser en un segundo o dentro de dos meses y medio».