Arquitectura, historia y arte son tres elementos que se conjugan a la perfección en el Centro de Arte Hortensia Herrero (CAHH). El pasado noviembre abrió sus puertas en el antiguo Palacio Valeriola de Valencia, tras una colosal restauración que ha permitido aflorar desde restos del antiguo circo romano de la ciudad a una calle de la judería, pasando por fuentes de la Balansiya musulmana y un horno medieval.
La importancia de este enclave se remonta a siglos, y el Centro de Arte Hortensia Herrero ha permitido recuperar este espacio mítico de la ciudad del Turia, que cayó en el abandono a finales de los noventa y que tras cinco años de laboriosa conjugación de trabajos artesanos ha permitido recuperar sus muros y artesonados para albergar una de las mejores colecciones privadas de arte contemporáneo de España.
El Centro de Arte Hortensia Herrero reúne la colección privada de la mecenas que le da nombre. Son más de 3.500 metros cuadrados de exposición en 17 salas expositivas, con más de cien obras de artistas de la talla de Andreas Gursky, Anselm Kiefer, Georg Baselitz, Anish Kapoor o Mat Collishaw, entre otros muchos.
Los materiales juegan una gran importancia en la obra de artistas como Anish Kapoor, El Anatsui o Tony Cragg. / - Foto: CAHHToda la colección muestra la personalidad de su propietaria, y su evolución en el mundo del arte. Un legado construido durante años, que nace de la pasión de Hortensia Herrero por la pintura. Desde muy joven se formó en Barreira, una de las academias más reconocidas de Valencia, y se inició adquiriendo obras de artistas valencianos. Los sentía más cercanos a ella, y le era más fácil coleccionarlos.
Pero el germen del arte ya había anidado en ella y, cuando en 2013 asistió en Dallas a la inauguración de la exposición 'Sorolla y América', terminó por descubrir esa labor de mecenazgo tan anglosajona que empuja a devolver a la sociedad lo que esta te ha dado.
En Dallas conoció además al doctor en Bellas Artes y crítico de arte Javier Molins, con el que se puso a trabajar en la idea de compartir su colección para que los valencianos no tuvieran que trasladarse a París, Nueva York o Londres para ver arte contemporáneo de referencia.
Fue entonces, en la búsqueda de una sede apropiada, cuando se toparon con el Palacio de Valeriola, una auténtica joya en el corazón de Valencia (Calle del Mar) que necesitaba de una profunda restauración.
El estudio de arquitectura ERRE, dirigido por Amparo Roig y José Martí, hizo realidad el sueño y por fin, el 11de noviembre de 2023, el Centro de Arte Hortensia Herrero abrió sus puertas al mundo.
Reunir a artistas de tanta calidad no ha sido una tarea fácil, invirtiendo años de visitas a ferias de arte, exposiciones... y hasta los estudios de los propios artistas, donde Hortensia ha podido realmente reunir obras que la evocan y ante las que el visitante no queda indiferente.
Un gran cuadro del toledano Rafael Canogar recibe al visitante en la primera de las salas de exposición. Se trata de 'Escena Urbana nº x-90', un referente del expresionismo abstracto español que es toda una declaración de intenciones ante el visitante.
La colección conjuga pintura y escultura, aunque sin duda destaca por su apuesta por las instalaciones realizadas de forma específica para el edificio y por un interés creciente en las obras de arte interactivas.
El CAHH cuenta con obras site-specific, creadas a medida para emplazamientos concretos, por parte de artistas de talla mundial. Las nubes geométricas y coloristas del argentino Tomás Saraceno reciben al visitante con sus recuerdos a telarañas, mientras que 'Tempesta' de Jaume Plensa inunda el ábside del antiguo palacio con letras de varios idiomas que muestran la diversidad del mundo.
Cristina Iglesias ha diseñado un túnel de motivos vegetales que es un auténtico tránsito a un mundo onírico, mientras que Sean Scully juega con la luz de sus vidrieras en una antigua capilla que rescata pinturas del techo de un antiguo comercio de Valencia firmadas por estudiantes de época como el mismísimo Sorolla.
El tiempo se puede desdoblar con la obra de Olafur Eliasson, un túnel que desemboca en ninguna parte, obligando al visitante a desandar sus propios pasos. Son 1.035 piezas de cristal, cada una con un tamaño y un diseño diferente, y con todos los colores del arco iris, pero al volver la vista atrás lo único que puede ver es un túnel negro. Una buena alegoría del discurrir de la vida.
Tampoco pasa por alto la intensidad de 'Transformer', de Mat Collishaw, que recrea con pantallas led cómo flores se calcinan a la vez que el espectador puede llegar a sentir el calor aumentando. Una obra inspirada en las Fallas de Valencia que no deja indiferente a nadie.
El CAHH se culmina con 'Left in dust', también de Mat Collishaw, una instalación con una novedosa tecnología de proyección que muestra la evolución salvaje de un caballo hasta terminar corriendo en la pista de un circo romano.