La concatenación de borrascas, Martinho se llama esta última, y esa sensación de que nunca va a dejar de llover ha provocado que los burgaleses vuelvan sus ojos a los embalses y escruten cada movimiento del río que tienen más cerca, como si no se fiaran de nadie después de lo ocurrido con la DANA de Valencia. Y ciertamente, las precipitaciones acumuladas en estas últimas semanas han llevado Úzquiza, el pantano más grande de Burgos, a máximos anuales y tendrían el de Arlanzón a rebosar si no fuera porque la Confederación Hidrográfica del Duero estuvo soltando agua desde finales de febrero, tras llegar al 100,1%.
A última hora de la tarde estaba al 84,3% de su capacidad, con 18,87 hm3 de los 22,4 que tiene de capacidad máxima. Mientras, su hermano mayor superaba por poco el 80%, con 60 de los 74,6 hm3 que puede almacenar.En el caso de Úzquiza sí se trata de la máxima anual. Mientras, el embalse del Ebro que comparte Burgos y Cantabria se encontraba al 66,6%, con algo menos de 360 hectómetros cúbicos almacenados de los 540,6 posibles.
Las acumulaciones registradas el viernes, que la Confederación Hidrográfica del Duero preveía que oscilaran entre los 30 y 40 mm en el Arlanzón, el Pedroso y el Alto Duero, «producirán inicios de crecidas en sus tramos altos que se verán intensificadas durante todo el fin de semana, por las precipitaciones que se esperan» al menos hasta el lunes, advirtió el organismo de cuenca. Al cierre de esta edición entró en nivel amarillo la estación de Aranda de Duero, al superar el río los 3,74 metros de altura y los 138,8 metros cúbicos por segundo de caudal, aunque la máxima del año está en 181,32.
Al igual que la semana pasada, el Ayuntamiento de Aranda ordenó acordonar las zonas inundables de todos los parques aledaños a las riberas del Duero y cerrar sus accesos si fuera necesario, además de prohibir el paso por las pasarelas peatonales sobre los ríos y el acceso a las riberas. En un bando, el alcalde Antonio Linaje pidió a sus conciudadanos que extremen «la precaución» y eviten acercarse a las zonas de peligro.
Mientras, en Miranda de Ebro imperó la normalidad, ya que el río no pasó de los 1,3 metros de altura y los 43 m3/s, cuando el nivel amarillo se sitúa por encima de los 800 m3/sg. La predicción de la Confederación Hidrográfica (CHE) para los próximos días no supera los 240 m3 por segundo, según se recoge en su web.
Los afluentes del Ebro tampoco ofrecían datos alarmantes, aunque sí marcaban tendencia al alza. El Nela en Villarcayo rozaba los 0,7 metros de altura y los 5,5 m3/s, y en Trespaderne los 0,9 m y los 15,5 m3/s, cuando los avisos se activan en el entorno de los 3 metros.