Después de tres llamadas sin respuesta de la abadesa, que tiene el móvil personal del arzobispo, Mario Iceta desistió ayer. Pero no se da por vencido y hoy volverá a la carga. Tiene «esperanza» y confía en que la mediación de terceras personas le permita «entablar un diálogo con el propio monasterio» y reconducir el insólito órdago que las clarisas de Belorado han lanzado a la Iglesia Católica.
Iceta recibió ayer por correo electrónico desde el convento de la Bretonera los documentos que ya tenía extraoficialmente, la carta firmada por la abadesa y el Manifiesto Católico de 70 páginas, junto a un escrito del falso obispo Pablo de Rojas en el que acepta la petición de la abadesa de situarse bajo la jurisdicción de la Pía Unión de San Pablo y asegura conocer lo que ha ocurrido en el monasterio estos últimos meses gracias a la presencia de su mano derecha. «Habiendo sido informado en todo momento, por el Rvdo. Sr. D. José Ceacero Sierra, designado por Nos para tal efecto, de la evolución de Su Reverencia y de las demás Hermanas de sus comunidades, en el descubrimiento de la Verdad y vuestra fidelidad en la respuesta a Cristo Jesús, Señor Nuestro, a su Stma. Madre y la Santa Iglesia Católica», se lee.
Todo lo contrario que les ha ocurrido a los obispos de Vitoria, «se presentó allí y no quiso hablar con él» el 21 de marzo, como al de Burgos en estos días. Iceta confirma que las hermanas «están bajo el cuidado pastoral del obispo del lugar» y que no se pueden negar a recibir a «su superior jerárquico» una y otra vez. «Evidentemente, no».
(Más información sobre este tema, sobre quién es la mano derecha del obispo excomulgado y una entrevista a un teólogo experto en sectas, en la edición impresa de este miércoles de Diario de Burgos o aquí)