Luis Miguel Ramis cumplió el pasado sábado en Santander su tercer partido al frente del Burgos CF y su mano aún no se ha notado en el equipo. Es cierto que se vio cierta mejoría en el jugo durante algunos minutos ante Real Oviedo y Sporting, pero también lo es que fue una sensación intermitente y que no ha servido para sumar ningún punto en estas tres jornadas.
Las estadísticas son desoladoras. Ya no es solo que no haya sumado ningún punto, lo más preocupante son las sensaciones que transmite durante los partidos. En Santander jugó casi una hora con un jugador más y fue incapaz de aprovecharlo. Frente al Sporting, dominó durante unos minutos, pero cuando encajó el primer gol se derrumbó. Y en Oviedo sucedió algo similar. Incluso allí se adelantó en el marcador, aunque fue inútil, acabó encajando tres goles y perdió 3-1.
Y ahí es donde está el problema, en el trabajo defensivo del equipo. Este problema ya viene de atrás, con el anterior entrenador. De hecho, el equipo blanquinegro solo ha conseguido dejar su portería a cero en tres ocasiones: Huesca, La Coruña y en El Plantío ante el Real Zaragoza. La gran virtud del Burgos desde que llegó a Segunda División y que le ha permitido mantener la categoría ha saltado por los aires.
Da igual el entrenador del que hablemos. Con Jon Pérez 'Bolo' el equipo encajó 14 goles en 12 partidos. Vivió, eso sí, una gran racha, con tres victorias consecutivas (Huesca, Zaragoza y Deportivo) que lo llevaron a lo más alto de la clasificación.
Pero fue un espejismo. La defensa es el gran problema, algo que no había sucedido hasta ahora. Y no se trata de señalar a los cuatro defensas. Es una responsabilidad colectiva. Por ejemplo, en el primer gol del Racing falla en primer término el centro del campo, que deja solo a Íñigo Vicente, que se fabricó la jugada y que aprovechó un mal movimiento de Florian para encontrar a Sangalli. Y en el segundo, la acción a balón parado estuvo pésimamente defendida.
Es el principal trabajo que tiene por delante Ramis, que reconoció tras el partido en Santander el grave problema que tiene el equipo en las dos áreas.
Para esta campaña, la dirección deportiva apostó claramente por reforzar el ataque burgalés, al menos en las bandas, sobre todo con la llegada de Íñigo Córdoba y Borja Sánchez, dos futbolistas con gol. Junto a ellos, Dani Ojeda, Álex Sancris y Curro Sánchez, con virtudes ya conocidas. Pero no hubo alteraciones en la delantera con Fer Niño (dos goles) y Edu Espiau, que no marca desde hace más de un año.
Y en defensa el cambio sí fue radical, sobre todo con la marcha de Unai Elgezabal, un jugador capaz de brillar en el centro de la defensa y cumplir si era necesario en el centro del campo y con gran importancia dentro del vestuario. Tampoco está Grego Sierra, un defensa sobrio y seguro.