El aumento de la presencia de palomas en la ciudad provoca importantes daños en el mobiliario urbano, en las fachadas de edificios, especialmente en los históricos, o en los negocios particulares a pie de calle debido a que sus excrementos tienen una gran capacidad de corrosión, a lo que se añaden problemas de salubridad.
El Servicio de Sanidad y Medio Ambiente del Ayuntamiento trata de controlar la población para que no se resulte molesta con capturas regulares, bien a petición ciudadana o dentro del trabajo diario que realizan los dos trabajadores municipales destinados del control de plagas. Al sistema tradicional de captura por red se sumará ahora el uso de una carabina de aire comprimido que el Ayuntamiento acaba de adquirir mediante un contrato menor por un importe de 1.200 euros. Se trata de un arma de cuarta categoría de pistones o aire comprimido. Previamente se ha tenido que solicitar permiso para su uso y se empleará con el apoyo de la Policía Local en aquellos lugares en los que haya una concentración excesiva de palomas torcaces, según confirmó el concejal de Medio Ambiente, Carlos Niño.
Y es que el Ayuntamiento considera que desde hace tiempo en la ciudad hay un problema con las paloma torcaz, que convive con la bravía. La primera es más grande, causa más suciedad y su captura es más complicada. Junto con la opción de la carabina, el Ayuntamiento también ha contactado con agricultores con fincas en los alrededores de la ciudad a las que la paloma torcaz suele acudir a buscar alimento y tramitar los permisos necesarios tanto con ellos como con la Junta de Castilla y León para que cazadores puedan acudir a ellas. «Se ha hecho esta actuación en el barrio de Corte. El agricultor, previa autorización de la Junta, puede llamar a un cazador alegando daños en las cosechas», indicó Niño.
El Servicio de Sanidad y Medio Ambiente suele capturar unas 2.700 palomas bravías al año en diferentes zonas de la ciudad. El sistema principal para atraparlas es el de la red impulsada mecánicamente tras cebar a las aves durante un periodo aproximado de 10 a 15 días. Cuando los animales están confiados, los operarios lanzan la red y las atrapan. En otras ocasiones se usan jaulas autónomas de captura pero solo en casos puntales.
Paralelamente, el Ayuntamiento continúa adelante con el proyecto para la introducción en la ciudad del halcón peregrino a través de la crianza en cautividad en dos cajas ubicadas en el Museo de la Evolución Humana y en el Monasterio de San Juan. Cada primavera se reintroducen 6 ejemplares, 4 machos y 2 hembras con la esperanza de que se reproduzcan, se queden en la ciudad y contribuyan a cazar las molestas palomas.