Acodado en la barra, Fernando Rojo remueve el café con leche con una mano mientras con la otra controla desde la pantalla de su teléfono cómo está yendo el riego en las fincas de su propiedad. A este agricultor de Cabia la tecnología le ha facilitado la vida. «Esto es una maravilla», dice señalando la aplicación con la que trabaja desde hace unos cinco años y que domina con destreza. «Es muy sencilla», apunta. Fernando y su hermano tienen en torno a medio millar de hectáreas de regadío en la zona de Quintana del Puente. «Antes, para poner en marchas las veinte máquinas que tenemos necesitábamos tres personas; si queríamos ponerlas en marcha a las horas a las que la luz es más barata tardabas mucho en tenerlas todas operativas y ese margen en el que la luz costaba menos se nos pasaba. Sin embargo, ahora me puedo poner yo solo a la sombra de un árbol o mientras me tomo un café y hacerlo. Y, además, puedo dedicarme a otras cosas», explica.
Es la Agricultura 4.0. Una suerte de cuarta revolución industrial: el conjunto de tecnologías centradas en la digitalización de los procesos agrícolas, esto es, equipos, software y sistemas que pueden mejorar el proceso de producción de principio a fin haciéndolo más rápido, más económico y más sostenible. Esta revolución ya está conquistando el campo burgalés, como confirman los sindicatos agrarios: cada vez son más quienes solicitan líneas de ayudas y subvenciones para implementar la digitalización en sus explotaciones.
«La tecnología llega a todos los sectores profesionales. También a la agricultura. El que quiera seguir siendo profesional en el campo tiene que empezar a trabajar con la tecnología. Y hay una parte que no es opcional, como el cuaderno de campo digital, cuya obligatoriedad tuvo que aplazar la administración este año, pero que el año que viene será efectiva: todos los agricultores van a tener que gestionar su cuaderno de campo (ese sitio donde está toda la explotación, la PAC, los tratamientos de fitosanitarios que hace, la fertilización...) de forma digital», explica José Manuel Miguel Castrillo, formador en Agricultura 4.0 del Centro Tecnológico Agrario y Agroalimentario (Itagra)
Puede trabajar tomándose un café tranquilamente. - Foto: Jesús J. MatíasEsa digitalización que está entrando también en el campo, señala Miguel Castrillo, no es en absoluto mala. «Existen para hacer la vida más fácil al agricultor. Ahí están los autoguiados, que es agricultura de precisión. Una especie de piloto automático para los tractores, que permite, en su modelo más básico, cómo seguir una línea equivalente a los marcadores que tenían antes las máquinas; con el GPS y el autoguiado lo que hace es que conduce solo el tractor y va siguiendo las trazadas que el agricultor marque. Eso le da comodidad en su día a día, y quien lo ha ido probando lo ha implantado». El autoguiado, apunta el formador del Itagra, permite trabajar con otras cuestiones y complementos de la agricultura de precisión. «Por ejemplo, las labores de sementera o de abonado con aplicaciones variables: desde dar una dosis concreta a toda la tierra, la que el agricultor le diga al ordenador mientras va a una velocidad y siguiendo una trazada determinada, o incluso hay maquinaria que permite que sea variable y por zonas: aquí más semilla, aquí menos; aquí más abono, aquí menos».
Esto supone un ahorro de costes bastante «muy importante, porque aplicas lo que tú quieres y donde tú quieres, ahorrando consumos que cada vez son más caros». La maquinaria agrícola con tecnología incorporada más cara que sin ella, claro.«La maquinaria agrícola cuesta una fortuna. Es posible que cada vez sea más difícil de amortizar. Todo es así porque todo se ha incrementado mucho. Es cierto que cada vez es menos viable ser agricultor profesional con las hectáreas con las que se era viable hace veinte años. Eso es así. En este sentido, la administración está apostando por la digitalización, y existen una ayudas -desde la Junta de Castilla y León y el Ministerio de Agricultura- que son bestiales. Si toda la agricultura tiene subvenciones potentes, las de la digitalización lo son aún más. Este año no, pero el pasado hubo una línea que subvencionaba el 75 por ciento de la compra de maquinaria agrícola nueva. Y hay más ayudas. La básica es del 40 por ciento. Además, cada vez hay más dinero para las incorporaciones y cada vez hay menos incorporaciones».
Pero no sólo hay máquinas gigantescas autopropulsadas, también hay tipos de máquinas agrícolas 4.0 que tienen un ancho de trabajo más pequeño: hay sembradoras y abonadoras pequeñas que también son digitales y más baratas. «Y hay tecnología nueva que se va implementando, como los tratamientos con drones, que es ilegal para uso de fitosanitarios, pero que para uso de bioestimulantes y otros compuestos están a la orden del día. Y esa máquina es lo más preciso que hay. Es una herramienta autónoma cuando está en la parcela. Un dron aplicador vale hoy 10.000 euros. Uno grande. Es un precio asequible».
Dos ordenadores de a bordo le facilitan la labor de fumigación. - Foto: Jesús J. MatíasJosé Manuel Miguel Castrillo deja claro que la Agricultura 4.0 no es el futuro, es el presente: «Cuando ahorras consumos eres más sostenible económicamente porque ahorras costes. La maquinaria, cuanto más digitalizada sea, puede ser más sostenible y más eficiente económicamente».
Más rentabilidad. Fernando Rojo habla maravillas de la tecnología que ha llegado para quedarse. «He viajado al extranjero y he podido trabajar sin ningún problema y sin la necesidad de estar físicamente en las fincas gracias a la tecnología. Es algo impresionante». Admite que la inversión es importante, pero que las subvenciones ayudan. «Y compensa. Si tienes muchas hectáreas, compensa», apostilla. En sus fincas de regadío siempre Fernando de todo: remolacha, maíz, guisantes, judía verde... «Y es comodísimo regar con la tecnología. Quita mucho trabajo, ahorra tiempo, costes y compensa. Se controla todo: la cantidad de agua, el tiempo de riego, todo... Tienes toda la información en la mano y tú decides absolutamente todo a cada momento». Renoce este agricultor de Cabia que esta revolución tecnológica le ha cambiado la vida a mejor. Y tiene claro que el futuro del campo, su supervivencia, pasa por implementar esta tecnología.
El kit digital. La digitalización del campo es uno de los principales objetivos de las políticas agrarias, tanto a nivel de europeo como nacional y autonómica. Sector envejecido, se hace necesario aprovechar las nuevas tecnologías para sobrevivir y hacerse más atractivo, de manera que las nuevas generaciones, de las que depende, lo contemplen como una opción real de futuro. Es, sin embargo, un proceso complicado que exige casi siempre inversiones cuantiosas que muchas explotaciones no pueden o no quieren afrontar, especialmente por la subida de costes de producción y los efectos de la sequía de las últimas campañas. Para ayudar en ese trance existe el programa Kit Digital, que como ya publicó este periódico el pasado mes de septiembre ya ha concedido cerca de 280.000 subvenciones en las convocatorias anteriores, lo que supone que alrededor de 1.300 millones de euros procedentes de los fondos europeos Next Generation.
Este programa adscrito al Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital a través de la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, promover la digitalización de pequeñas empresas, microempresas y autónomos. La nueva convocatoria, abierta a mediados de septiembre, se dirige a comunidades de bienes, explotaciones agrarias en régimen de titularidad compartida y sociedades civiles profesionales y con objeto mercantil. «La iniciativa supone la concesión de un bono digital para las empresas, autónomos y entidades beneficiarias. La cuantía del bono puede ser de 12.000 (entidades entre 10 y menos de 49 empleados), 6.000 (entidades entre 3 y menos de 9 empleados) y 3.000 euros (entidades con 0, 1 o 2 empleados) para ser invertidos en una o varias de las más de 10.000 soluciones que componen el catálogo del programa y que son implantadas por 'agentes digitalizadores'».
Bajo el lema 'Cero Papeles', se ha diseñado un sistema de tramitación muy innovador «usando herramientas de robotización e inteligencia artificial automatizadas que reduce la carga burocrática, disminuye el número de documentos a presentar y acorta los plazos de concesión. La empresa podrá solicitar la ayuda sin aportar ninguna documentación. Será suficiente con que el empresario autorice a consultar de oficio los requisitos y obligaciones requeridos para obtener la condición de beneficiario, salvaguardando la transparencia y seguridad jurídica. Otra de las innovaciones es la figura del 'representante voluntario' que permite que cualquier tercero, sea persona física o jurídica, debidamente autorizada, pueda pedir la subvención por cuenta de la empresa eliminado trámites a la pyme.