Más de dos meses después de que miles de litros de parafina se escapasen sin control alguno desde tres tanques del campo de La Lora al exterior, el Gobierno parece que empieza a ponerse manos a la obra para solucionar el desastre medioambiental. El Consejo de Ministros ha aprobado la declaración de emergencia de la ejecución de las actuaciones necesarias para controlar y gestionar el vertido en la ya extinta concesión de explotación de hidrocarburos líquidos y gaseosos de Sargentes de la Lora.
De este modo, el Ejecutivo ha puesto a disposición de estos trabajos una partida que alcanza el millón de euros. Desde el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico no precisan una fecha exacta para el inicio de las tareas, sino que apuntan a que estos arrancarán «en las próximas semanas». La empresa pública Tragsa será la encargada de limpiar el entorno y tratar de dejarlo como estaba anteriormente.
Una vez concluya esta orden, el Miteco abonará la correspondiente factura, que prevén sea inferior a la cuantía dispuesta por el Ejecutivo. No obstante, el Estado se ha querido cubrir las espaldas y habilitar una cantidad lo suficientemente grande como para evitar imprevistos. Los tres tanques afectados se encuentran en el extremo sur del campo, cerca del pozo 28, hacia San Andrés de Montearados y muy cerca del arroyo del Rebollar. Todo apunta a que alguien accedió a las instalaciones, que carecen de vigilancia, en una fecha indeterminada, pero posiblemente semanas antes de destaparse el suceso (principios de abril), y procedió a abrir la llave, sin luego volver a cerrarla.
El líquido comenzó a salir y ha ido formando un enorme charco de color negro y textura viscosa. En la zona se localizaron regueros que confirmaban la intervención humana, aunque la intención podría ir desde una toma negligente de muestras hasta el vandalismo pasando por una curiosidad mal entendida. También acuden animales a desparasitarse. El vertido se encuentra recogido en una balsa de arcilla que se construyó para impermeabilizar la zona en caso de siniestro. Hasta el Ayuntamiento de Sargentes se dirigieron de forma inmediata, una vez este periódico publicó la noticia del vertido, numerosas empresas ofreciendo sus servicios para gestionar los residuos. Sin embargo, nadie desde el Ministerio respondió a los email y escritos que el alcalde, Carlos Gallo, envió alertando del incidente.
El regidor insiste en apuntar el «potencial» que a su juicio tienen todavía estas instalaciones y el peligro que supone mantenerlas «completamente abandonadas». Apunta a iniciativas relacionadas con el hidrógeno como fuente de recuperación de este patrimonio. Gallo reconoce la presencia de fugas de metano que surgen del interior de los pozos y que disparan la presencia de este gas muy por encima de los niveles máximos recomendados por las autoridades.
Desmantelamiento. En paralelo a la limpieza y gestión del vertido de parafina se encuentra la cuestión del desmantelamiento y restauración del campo petrolífero de La Lora. Para iniciar estos trabajos es imprescindible contar con un diagnóstico del estado actual de las instalaciones, que según el Miteco realizará la propia Tragsa «más adelante». «Se lanzará un contrato específico para las labores de desmantelamiento de todas las instalaciones», precisan desde el Ministerio, que garantiza la conservación de los caballitos que la Junta declaró como Bien de Interés Cultural.