Las rupturas matrimoniales en la comarca ribereña han registrado un fuerte descenso. En las estadísticas que maneja el Consejo General del Poder Judicial referentes a los asuntos que se tratan en los juzgados arandinos, en los tres primeros meses de este año ya se habían acordado 25 divorcios, lo que supone un 60% menos que en el mismo periodo del 2023, cuando entre enero y marzo se formalizaron 40 divorcios. De continuar así la tendencia, el 2024 acabaría con un centenar de divorcios, igualando la cifra global de todo el año pasado.
Entre los divorcios en esta comarca predominan los que se acuerdan entre los cónyuges, con 15 de este tipo frente a los 10 no consensuados en el primer trimestre del año. En el entorno de los abogados que ejercen en la capital ribereña, la impresión general es que las parejas intentan buscar antes puntos de entendimiento para evitar la disolución definitiva de su unión legal. «Antes de plantear el divorcio, la mayoría de las parejas apuestan por la mediación familiar para llegar a acuerdos que limen las diferencias que les llevan a la separación o al divorcio», apunta David Sánchez que, por su experiencia como abogado, añade que «así es menos traumático, sobre todo si hay hijos de por medio».
De todas formas, esta mediación familiar tiene unos «efectos momentáneos», valora Sánchez en función de los casos que pasan por su despacho, porque «funciona unos dos o tres años y vuelven para plantear la demanda de divorcio».
La mayoría de ellos se realizan de forma consensuada. Hasta el mes de marzo, 15 de los 25 divorcios que llegaron a los juzgados de Aranda se hicieron de mutuo acuerdo. En el caso de los que no se alcanza un pacto entre los cónyuges, las cuestiones económicas son las que complican más la situación. «Los divorcios generalmente se enquistan cuando hay bastantes bienes, porque las cuestiones relativas a los hijos, si los hay, están muy bien resueltas en la ley», confirma Sánchez.
Tanto es así que los casos de divorcio en los que media una denuncia por malos tratos por parte de la mujer son muy testimoniales en los juzgados arandinos. «Si se denuncian malos tratos es porque existe, hay un porcentaje muy bajito de personas que están ya muy rebotadas y que tienen un bagaje personal complicado, que se agarran a cualquier cosa para conseguir el divorcio», explica este abogado.
En los juzgados de Aranda también se acordaron hasta nueve casos de guarda y custodia de hijos de parejas que no estaban casadas, en las que la gran mayoría fueron sin un acuerdo previo de ambos, por lo que tuvo que ser el juzgado quien fijase las condiciones de cuidado y convivencia de los menores. Estos casos registran un cambio de tendencia con respecto al mismo periodo del año anterior, cuando la guarda y custodia de los hijos fuera del matrimonio se fijó de mutuo acuerdo en siete de las diez ocasiones que se planteó en el ámbito judicial. También se dictaron modificaciones de las medidas acordadas en un divorcio, que en este caso suelen llegar sin consenso entre la pareja, por lo que son los jueces los que fijaron esos cambios en diez de las once ocasiones en las que se planteó el problema.