"Jugamos para los aficionados", han coincidido hoy muchos deportistas, que han expresado su pesar por la decisión del Gobierno de que todas las competiciones deportivas en nuestro país durante las próximas semanas se disputen a puerta cerrada (en lugar de suspenderse) para prevenir la extensión del coronavirus.
Uno de los partidos afectados por esta medida es el que enfrenta esta noche en el Coliseum al San Pablo Burgos y al Dinamo Sassari en los octavos de final de la Basketball Champions League. 9.000 gargantas se han quedado sin poder entonar en las gradas el himno a Burgos, que sí que ha sonado pero no ha atronado como siempre en el pabellón burgalés justo antes del pitido inicial.
No, no es lo mismo sin el fervor de la mejor afición de España.