«En los días sin gente también hay que estar atento»

DIEGO PÉREZ LUENGO / Burgos
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Trabajos de verano (III) | Marcos Fuentes, socorrista. Lleva toda su vida disfrutando en el agua, se defiende bien en las piscinas y este año ha decidido dar el salto al socorrismo, custodiando el verano en El Plantío

«En los días sin gente también hay que estar atento» - Foto: Roger Roque

Las piscinas y el verano están casados. Van de la mano con la misma cercanía que la nieve y el invierno; que el otoño y el colorido de las hojas que se caen. En cuanto la temporada estival se abre el azul del agua se empieza a convertir en el remedio de los peores días de calor. Porque en Burgos, a pesar de que nos persigue la fama del frío, también tenemos días en los que aprieta el sol. Precisamente esta semana pasada han hecho acto de presencia esas duras jornadas en las que salir a la calle se traduce en pensar en una salvación. Y para que todos los que acuden a las piscinas lo hagan con tranquilidad, tiene que haber alguien velando por su cuidado.

Marcos Fuentes lleva toda su vida en el agua, es su medio de vida. «He practicado deportes acuáticos desde muy pequeño. Antes hacía natación y llevo cinco años jugando a Waterpolo, así que como vi que no tenía problemas para nadar me pareció buena idea sacarme el título de socorrismo». Esta es su primera temporada vigilando la actividad en estos espacios estivales y principalmente desarrolla su labor en el complejo del Plantío. Allí va conociendo y aprendiendo la profesión y, tanto en los días en los que se llena el aforo como en los que apenas entra gente, siempre hay algo que hacer.

«Cuando hay muchos bañistas sí que es verdad que tienes que estar atento a lo que hacen, porque hay algunos que pese a que les dices que no pueden hacer algunas cosas, no te hacen caso». Se refiere sobre todo al público joven que se concentra en el sector de la olímpica. Entre sus funciones está la de hacer cumplir la normativa de llevar el gorro de baño puesto o no hacer «mortales». «Yo opto por avisar un par de veces pero si no obedecen o les echamos o llamamos a seguridad». 

Sin embargo, su labor fundamental es la de tener los ojos bien abiertos por si hay alguien en peligro. «A mí todavía no me ha tocado actuar pero creo que no tendría problemas para salvar a alguien», confiesa Fuentes. Para obtener el título de socorrista ha tenido que sacarse el de primeros auxilios y el de salvamento y socorrismo, por lo que con su supervisión, los espacios acuáticos están bien protegidos.

En situaciones que puedan comprometer la integridad de los bañistas también se encargan clausurar la piscina, como en el caso de que vengan tormentas eléctricas como alguna de las que han tenido lugar a lo largo de la semana. «En esos casos indicamos a la gente que tiene que abandonar las instalaciones hasta que pase el peligro». 

Para protegerse del sol cuenta con sombrillas y apunta que se protege con crema solar. Cada día cambia de la piscina del tobogán a la olímpica y declara que la primera es «más tranquila». Está contento con la decisión que ha tomado de trabajar aquí y a buen seguro repetirá en años futuros.