Con el objetivo de difundir el trabajo elaborado por los numerosos artesanos que ejercen su actividad en Castilla-La Mancha, surgió la marca de excelencia Legado Artesano, impulsada por el Gobierno de Castilla-La Mancha para poner en valor la variada artesanía realizada en esta tierra, con distintos oficios tradicionales muy arraigados que contribuyen a definir su identidad como pueblo, es el caso de cuchilleros, ceramistas, bordadores, tejedores, joyeros, vidrieros, belenistas o carpinteros.
Como un sector vivo y dinámico la artesanía castellano-manchega garantiza su continuidad con la sucesiva incorporación de nuevas generaciones que apuestan por mantener vivos esos oficios milenarios, manteniendo al tiempo su esencia y aportando renovados diseños.
Además, a través de la 'market place' incluida en la web de Artesanía Castilla-La Mancha los artesanos y artesanas de la región pueden ofrecer y comercializar sus productos en todos los rincones del planeta, gracias a las innumerables posibilidades que ofrece la venta por Internet.
Cabe reseñar que la marca de artesanía regional impulsada por el Ejecutivo de Castilla-La Mancha a través de la empresa pública Eturia, fue nominada como finalista en los Premios Nacionales de Artesanía en la categoría de promoción para las Entidades Públicas, tal y como desveló la consejera de Economía, Empresas y Empleo, Patricia Franco, que destacó la importancia de la nominación, en la línea de reforzar el trabajo que se realiza de la mano del sector para visibilizar y prestigiar el sector.
María Soledad Ródenas, encajera. Lleva más de cuatro décadas investigando y difundiendo la bella artesanía del encaje de bolillos. María Soledad Ródenas, nacida hace 61 años en la pequeña localidad de Torrebeleña, desarrolla una destacada labor de enseñanza a través de la Escuela de Encajes que lleva su nombre en Cabanillas del Campo. Forma parte de la Asociación Artesana de Castilla-La Mancha y de la Asociación de Artesanos de Guadalajara. Su trayectoria ha sido reconocida con diferentes premios y menciones, entre ellos la placa al mérito artesano de Castilla-La Mancha en 2010.
¿Cómo surgió su interés por esta artesanía?
Desde niña, recuerdo que me encontré un mundillo en la cámara de mi abuela y bajé con él para que me enseñara. A partir de ahí comencé posteriormente a investigar y a recorrer pueblos para aprender todas las técnicas, también me desplacé a otras zonas encajeras de España, como Cataluña o Galicia, e incluso al extranjero, para ver las peculiaridades de los bordados de cada zona.
Ese interés por los bolillos lo ha trasladado en la actualidad a la enseñanza, ¿no es así?
Sí, me dedicó sobre todo a la enseñanza, con mi propio programa, para que a la gente le resultase más fácil aprender la técnica del encaje, no solo de forma oral como fue mi caso; no obstante, también me suelen hacer encargos para bodas o bautizos: abanicos, lazos de novia, tocados para una madrina... además de la propia actividad del taller.
Actualmente, imparto clases a unas 60 personas, entre ellas jóvenes que tienen especial interés en aprender e incluso algún hombre, algo que antes era prácticamente impensable.
Y con esa filosofía también está integrada en la marca Legado Artesano impulsada por la Junta de Comunidades...
Así es, en 2010 me concedieron la placa al mérito artesano y en 2020 el título de maestro artesano, un reconocimiento del que me siento especialmente orgullosa, porque implica transmitir a las nuevas generaciones el amor por los oficios tradicionales y es algo por lo que siempre he luchado.
¿Considera que el sector esta dinamizándose mucho en los últimos años?
Totalmente, de los años cuando comencé a nuestros días hay una gran diferencia y se aprecia muchísimo más interés, sobre todo entre los más jóvenes. Por otra parte, los productos artesanos están cada vez mejor considerados y se está volviendo a valorar como es debido estas piezas únicas, porque nunca habrá dos idénticas. A día de hoy llegamos a reunirnos 400 personas haciendo bolillos en los jardines del Palacio del Infantado.
A pesar del peso de la tradición, ¿se innova en materia de diseño?
Sí, ya no es solo el encaje tradicional de nuestras abuelas elaborado para el ajuar o para una enagua, ahora mismo se trabaja con texturas distintas o con hilos de colores, aunque manteniendo los pases y los puntos antiguos.
¿Qué peso tiene el market place a la hora de divulgar sus trabajos?
Reconozco que no estoy demasiado actualizada en ello, aunque es una herramienta valiosa y la considero importantísima de cara a llegar a nuevos públicos; actualmente estoy diseñándome mi propia web con ayuda de la Junta de Comunidades, algo primordial para darte a conocer en todo el mundo, porque hay mucho interés por esta artesanía en países como Italia, Francia, Bélgica, Alemania... zonas también de una gran tradición.
Antonio Martínez Molina, cuchillero. Perteneciente a una familia de trayectoria artesana, el albacetense Antonio Martínez Molina, de 53 años, representa la segunda generación de maestros cuchilleros, artesanía que es seña de identidad en su ciudad. Junto a sus dos hermanos está al frente de Cuchillería Celaya e Hijos, taller fundado por su padre, Juan Antonio Martínez Celaya, y su hermano, José Gabriel.
¿Cómo fueron los orígenes de este negocio artesano?
Mi padre fundó la empresa Celaya a raíz de la muerte de su jefe, Zafrilla, junto con mi hermano mayor en un pequeño local del Barrio San Pedro; más tarde mi otro hermano pequeño, Francisco Javier, y yo nos fuimos incorporando al negocio, donde trabajan otras tres personas.
En una artesanía tan vinculada a Albacete, el sello Legado Artesano tiene especial sentido, ¿no cree?
Sí, claro estamos vinculados a esa marca de Legado Artesano que garantiza la conservación y transmisión de este oficio tradicional. En nuestro caso el 99% de la producción es la navaja clásica albaceteña, toda hecha a mano con cuerno de toro, búfalo o ciervo, maderas nobles montando la hoja como se ha hecho toda la vida y con los cierres tradicionales.
¿Considera que es una tradición que se ha potenciado en los últimos tiempos como se debiera?
El tema de la cuchillería industrial no corre peligro, lo que está complicado es el futuro de las piezas artesanas más elaboradas, que necesitan mucho tiempo y mano de obra especializada, porque este oficio no se aprende de un día a otro, sino que requiere muchísimos años de dedicación... sinceramente creo que este tipo de artesanía, a base de fragua y buril, tiende a desaparecer.
En ese sentido, ¿puede contribuir la marca Legado Artesano a salvaguardar este tipo de oficio?
Debería hacerse un mayor esfuerzo, porque digamos que yo no puede dedicarme a enseñar a un joven durante todo el día a elaborar una pieza, con todo lo que ello conlleva, porque me restaría tiempo para sacar la producción al mercado.
¿Son cada vez más demandas sus piezas como regalo exclusivo?
Sí, hay mucha gente que sabe apreciar y valorar debidamente el trabajo que lleva consigo una navaja realizada íntegramente a mano, de alguna forma regalar estas piezas supone transmitir productos absolutamente únicos.
¿Se valen también del market place para distribuir sus productos?
Estamos metidos dentro de la página de artesanía de Castilla-La Mancha y es cierto que de vez en cuando nos encargan piezas fuera de nuestro país, hemos exportado navajas a Portugal, Francia o Estados Unidos, aunque la mayor parte de la producción se destina a comercios especializados de Albacete, de hecho durante nuestra trayectoria hemos logrado varios premios en los certámenes de Aprecu.
¿Qué futuro vislumbra para la cuchillería albacetense?
Como te decía el mayor problema está en la cuchillería artesanal, porque no hay nuevas generaciones que aprendan el oficio, debería incentivarse más ese aprendizaje.