Sin barracas no hay alegría

F.L.D. / Burgos
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Aunque lleven dos años lejos del centro de Burgos, el tren de la bruja, las tómbolas o los puestos de algodón de azúcar siguen siendo un clásico de las fiestas de San Pedro y San pablo

Jaime Jiménez, hace unos días tranquilo donde ahora abunda la luz, el color y el bullicio. - Foto: Alberto Rodrigo

No importa el lugar si hay ganas de pasarlo bien. Por eso las barracas siguen siendo uno de los epicentros de la diversión durante los Sampedros. Ya hace dos años que la feria de atracciones se trasladó al polígono de Villalonquéjar y los feriantes aún echan de menos la cercanía con el centro de la ciudad. Sin embargo, el espíritu del recinto permanece intacto. Hasta Burgos se desplazan decenas de empresarios que edición tras edición repiten. Es el caso de Jaime Jiménez, al que los burgaleses podrán visitar al final de la calle principal, donde pondrá su negocio. Es un fijo en estas fechas tan señaladas en la ciudad.

El tren de la bruja, la montaña rusa, las tómbolas o los puestos de algodón de azúcar, churros y otros dulces volverán a teñir de luz y color el polígono de Villalonquéjar. No esconden los feriantes que lo hacen a regañadientes, pues aún anhelan aquellos años en los que miles de burgaleses pasaban por sus negocios ubicados en el centro geográfico de la ciudad. El cambio de hace dos años, que coincidió con los primeros Sampedros tras la pandemia, no les convence aún. Y eso que siguen siendo muchos los visitantes que tienen a diario y que a buen seguro repetirán las próximas jornadas.

Allá donde vamos, ponemos luz, color y, sobre todo, ilusión"

 

"Hemos notado un bajón bastante notable, no podemos engañarnos. Ha sido un cambio importante, porque en el centro estábamos mucho mejor ubicados. Obviamente, la gente que tiene ganas de fiesta sigue viniendo, pero es una realidad que la ubicación no nos convence porque estamos más alejados de la población", expone Jaime Jiménez, quien este año actúa de enlace entre la asociación de barraqueros con el Ayuntamiento en la adjudicación de la ubicación y la documentación de las atracciones y puestos. "Hacemos grandes esfuerzos para conseguir que los burgaleses sigan viviendo a disfrutar de la feria", defiende.

La música, el color, el aroma, la esencia, es la de toda la vida. Pero los feriantes también se ven obligados a innovar, a adaptarse a los nuevos tiempos para seguir atrayendo al personal. "Intentamos renovarnos pero sin perder la filosofía. El objetivo es que pase lo que pase la gente siga disfrutando", subraya Jaime Jiménez, quien posee una especie de tómbola desde hace diez años, tiempo que lleva siendo un fijo de los Sampedros.

Las Barracas son un bien cultural que hay que cuidar. Por eso hay que participar"

Con un cartel tan atractivo, como es el de la diversión y la alegría, ¿quién podría resistirse? Aun así, los feriantes insisten en su mensaje a los ciudadanos. "Allá donde vamos, ponemos luz, color y, sobre todo, energía positiva e ilusión. La gente disfruta de las atracciones, de las ganas por conseguir un premio en las tómbolas y del buen ambiente que se genera en el recinto. Es un bien cultural que hay cuidar. Por eso hay que participar de las Barracas", anima Jiménez.

Este año, la feria de atracciones no terminará al mismo tiempo que las Fiestas de San Pedro y San Pablo. Pequeños y mayores podrán acercarse a disfrutar hasta el recinto de Villalonquéjar hasta el domingo 7 de julio. Se avecina ración doble de alegría.