Todo comenzó con un atestado de la Policía Judiciaria de Portugal. De un tiempo a esta parte, los cárteles sudamericanos optan por descargar sus alijos de droga en las costas del país vecino. En el mencionado informe policial, apareció el nombre de un burgalés de 54 años, J.R.L., con antecedentes penales por tráfico hace años y relacionado con clanes gallegos. La Brigada 44 de la Comisaría Central de la Policía Nacional se puso en contacto con el Grupo de Estupefacientes de Burgos, que inició una investigación de varios meses que finalizó a principios del mes de junio con una de las mayores incautaciones de la historia de esta provincia. En total encontraron en varios registros realizados en la capital, Bilbao y Valencia 400 kilos de hachís y 53 de cocaína. Además del presunto cabecilla, los agentes detuvieron a otras seis personas.
En cuanto Madrid les puso sobre la pista del presunto ‘capo’ de esta organización, los ‘estupas’ burgaleses comenzaron varios seguimientos que pronto dieron sus frutos. El ahora detenido se reunió unas cuatro veces con un bilbaíno en varias áreas de servicio a las afueras de la capital y en otras ciudades de la provincia.
En ese punto de la investigación, y dadas las pistas aportadas por la policía portuguesa, los agentes trazaron una línea de conexión entre J.R.L. e importantes clanes del narcotráfico gallego. Determinaron que era uno de los principales surtidores de cocaína en el norte de España. El burgalés estaba en lo alto de una estructura criminal con varios peldaños en los que colocaron al ciudadano vizcaíno.
Tras realizar un seguimiento a éste último en un viaje que realizó a Madrid, decidieron detenerle a las afueras de Burgos. En su coche encontraron unos 300 gramos de hachís, lo que permitió a los investigadores solicitar al juez varias órdenes de entrada en los domicilios de los dos individuos.
En casa del presunto cabecilla encontraron 27 gramos de cocaína y 180 de hachís. También inspeccionaron una nave y un garaje de su propiedad en el que hallaron varios coches de alta gama y prensas para cortar droga, entre otros enseres destinados a la venta . Pero el mayor alijo se lo encontraron en un inmueble de Tolosa, en Guipúzcoa, propiedad del vecino de Bilbao. Allí se incautaron de 400 kilos de hachís y otros 20 de speed.
Es la cantidad de droga aprehendida por una comisaría pequeña como la burgalesa más alta de los últimos años y una de las mayores de la historia, según fuentes consultadas por este periódico. Pero había una pieza que aún no terminaba de encajar. Una pregunta en el aire que no se les escapó a los agentes. ¿Dónde está la cocaína?
TODO TERMINA EN VALENCIA. En la Comisaría Provincial intuían, incluso antes de encontrar esa gran cantidad de droga en su casa, que el tipo de Bilbao podía proporcionarles un hilo del que tirar para seguir el rastro de esa cocaína que posiblemente llegó a las costas de Portugal y cuya entrada, y posterior diseminación por la geografía española, dominan los clanes gallegos. Los investigadores pusieron la lupa en todas y cada una de las visitas que realizó a Madrid. En uno de esos seguimientos, le vieron entrar en un piso considerado punto negro por la Policía. Allí, añaden las mismas fuentes, se reunió con gente de Valencia a la que colocaron dispositivos GPS de vigilancia.
Días después, decidieron hacer un registro en la capital levantina en el que, esta vez sí, encontraron 53 kilos de cocaína. En el operativo detuvieron a cinco personas, tres valencianas y dos madrileñas, que se unieron a los arrestos que previamente se había producido tanto en Burgos como en el País Vasco.
Todas las diligencias del caso están ya en el Juzgado de Instrucción número 3 de Burgos, quien está encabezando la investigación. Los siete detenidos se encuentran actualmente en prisión provisional en el centro penitenciario de la capital. Se les considera miembros de una organización bien ensamblada que traficaba con las sustancias encontradas en todo el norte de España.
La investigación, no obstante, sigue abierta para seguir encontrando lazos con los clanes gallegos. También se cree que en Burgos hay más personas implicadas en esta red que supuestamente encabeza J.R.L., por lo que no se descartan más detenciones en las próximas semanas o meses.
Esta es una de las operaciones más importantes en las que ha trabajado el Grupo de Estupefacientes de la Comisaría Provincial. En los últimos años ha conseguido desarticular una red de tráfico de speed asentada en la provincia tras intervenir 50 litros de aceite de anfetamina, y otra de heroína. En esta segunda, encontraron cuatro kilos ocultos en el jardín de un chalet de Hontoria de la Cantera.